Tras la derrota en la Cámara de Diputados y ante la inminencia del impeachment en el Senado, Lula da Silva calcula cómo adelantarse a lo que parece inevitable. Sabe que la situación que enfrenta su sucesora Dilma Rousseff es apremiante. Y no descarta ninguna posibilidad. Por eso mismo, el ex presidente recomendó esta semana a la jefatura del Partido de los Trabajadores (PT) definir un plan B en caso de que la jefa de Estado sea destituida. Ese programa pasaría por protagonizar una oposición dura contra Michel Temer, con presencia en las calles para denunciar la legitimidad de su eventual gobierno.
El líder del PT ya se ve en la oposición. “Lula es una persona realista. Es altamente improbable que Dilma consiga los votos en el Senado. Si no los consigue, también es altamente improbable que la Suprema Corte falle contra el proceso de impeachment”, afirmó a PERFIL Pablo Gentili, secretario ejecutivo de Clacso.
Según Folha de São Paulo, Lula propuso que la oposición al vicepresidente comience ya, pero con la precaución de no ser percibidos como demasiado agresivos ante la posibilidad de un fracaso del PMDB en el poder. En esa estrategia, será clave la coordinación del partido con organizaciones sociales como los sindicatos y el Movimiento Sin Tierra (MST). “El será la referencia casi obligada de la oposición. No perdió su gran capacidad de articulación social en el cinturón industrial paulista, donde el PT controla todos los sindicatos, y en los estados del nordeste, donde los niveles de pobreza generan una alta conflictividad social. Toda esa capacidad de movilización se pondrá en juego en un gobierno de Temer”, agregó el politólogo argentino.
Esas mismas tesis defendió esta semana João Pedro Stédile, líder del MST, quien llamó a “inviabilizar un gobierno de Temer”. “Cuando asuma Temer tendrá un enorme problema de gobernabilidad. En el frente interno, tendrá que cumplir con los compromisos asumidos con todos los partidos que apoyaron el impeachment. Y en el externo, enfrentará la movilización de sindicatos, el MST, la federacion de estudiantes y organizaciones campesinas”, agregó Gentili.
Cambios en el gabinete. En tanto, la presidenta Rousseff nombró ayer a funcionarios técnicos en lugar de los cuatro ministros que renunciaron en las últimas semanas, tras romperse la base aliada que la respaldaba y abrirse el juicio político en el Congreso. Dilma nombró a Marco Antonio Martins Almeida, ex secretario de Petróleo, Gas Natural y Combustibles Renovables del Ministerio de Minas y Energía, como el nuevo titular en esa cartera en lugar del senador Eduardo Braga. El nuevo ministro de la Secretaría de Puertos será Maurício Muniz Barreto de Carvalho, que se desempeñaba como coordinador del Programa de Aceleración del Crecimiento (PAC).
Una funcionaria con formación técnica, Inés da Silva Magalhaes, asumirá en el Ministerio de las Ciudades en el lugar de Gilberto Kassab, el presidente del Partido Social Democrático (PSD), que renunció hace dos semanas. En el Ministerio de Turismo, Rousseff escogió a Alessandro Golombiwski Teixeira, un funcionario al que conoce de Río Grande do Sul.
Senado. El juicio político comenzó a dar sus primeros pasos en la Cámara alta. El PT definió ayer quiénes serán sus tres integrantes en la Comisión de Juicio Político: Lindbergh Farias; la ex jefa de la Casa Civil, Gleisi Hoffmann, y José Pimentel. La Comisión se reunirá a partir del próximo lunes, debatirá durante diez sesiones y luego girará un dictamen a la Cámara.