Georg Gänswein, “el George Clooney del Vaticano”, se convirtió estos últimos diez días en una figura central de la Iglesia. El Prefecto de la Casa Pontificia y secretario privado del papa emérito Benedicto XVI se mantuvo junto a Francisco y lo asesoró en sus primeros pasos al frente de la Santa Sede, oficiando de puente entre su antecesor y Jorge Bergoglio.
Con una presencia discreta y sorpresiva, el Padre Georg se sentó cerca de Francisco en la recepción a los seis mil periodistas en el Aula Pablo VI. El más estrecho colaborador de Joseph Ratzinger también acompañó al nuevo Papa a la Iglesia Santa María Maggiore, donde el argentino enfrentó a Bernard Law, acusado por encubrimiento de sacerdotes pedófilos. Pero, además, el arzobispo alemán de 56 años, promovido en diciembre por Benedicto XVI a la jefatura de la Casa Pontificia es el encargado de guiar a Francisco por los sinuosos pasillos de la política vaticana.
“Está llevando a cabo una tarea delicadísima –le explicó un jefe de dicasterio al diario italiano La Stampa–. El Padre Georg tiene el dossier VatiLeaks que debe ser entregado a Francisco”. Según esa versión, el joven y mediático secretario sería el “correo” entre los dos papas e informaría a Bergoglio sobre las conclusiones del informe que analizó las filtraciones en el Vaticano.
Según el vaticanista Giacomo Galeazzi, Gänswein es el “transbordador” entre los dos pontificados, encargado de ofrecer información sobre asuntos vinculados con las finanzas del Banco Vaticano, las denuncias sobre pedofilia y las internas de la curia.
El religioso alemán acompañó a Benedicto XVI durante sus ocho años de pontificado. Apodado por la revista Vanity Fair como “el George Clooney del Vaticano”, debido a su atractivo hollywoodense, Georg es un profesor de teología de la universidad romana del Opus Dei. Además, se destaca en la Santa Sede por sus habilidades para el tenis.
En la histórica cumbre de ayer entre los dos papas, Gänswein acompañó a Francisco hasta Castelgandolfo. Una vez allí, participó del almuerzo entre los dos jefes de la Iglesia. Aunque goza de la confianza de los dos sumos pontífices, nadie sabe en Roma hasta dónde llega el poder del Padre Georg. Lo cierto es que el religoso alemán conoce al detalle muchos de los secretos del Vaticano.