Emmanuel Macron y Marine Le Pen cerraron ayer sus campañas para las elecciones francesas, que muchos observadores consideran un nuevo round de la batalla global entre la democracia liberal y el populismo proteccionista, y que ha tenido en el triunfo de Donald Trump y el Brexit sus anteriores citas.
Macron, un candidato de centro liberal que se presenta con su propio movimento, En Marche!, tiene el apoyo de gran parte del centroderecha y centroizquierda, que se niega a votar a Le Pen. En la primera vuelta fue el candidato más votado, con el 24,01% de los votos.
Le Pen, candidata del Frente Nacional (FN), que obtuvo el 21,3%, se autodefine como la representante de los marginados y los trabajadores. Acusa a Macron de ser el representante “del sistema” y aboga por frenar la inmigración y alejarse de la Unión Europea, por lo que estas elecciones se consideran también claves para Europa.
En la campaña para el ballottage, una de las más virulentas que se recuerden en Francia, tanto Macron como Le Pen debieron luchar por obtener los votos de electores que no los quieren.
El hecho de que ambos se presenten como “antisistema” no ha sido suficiente para encandilar a los votantes, que en la primera vuelta del 23 de abril dieron la espalda a socialistas y conservadores, los partidos tradicionales de la Quinta República francesa.
Macron fue abucheado el jueves en un acto electoral y Le Pen fue insultada ayer en Reims, al visitar por sorpresa la catedral donde se coronaba a los reyes franceses.
También ayer, centenares de estudiantes se manifestaron en París para rechazar a los dos candidatos.
Números. Una encuesta de Ipsos/Sofra Sternia para la radio-televisión estatal gala divulgada ayer otorgó a Macron un 61,5% de la intención de voto, 2,5 puntos porcentuales más que hace tres días, frente al 38,5% para Le Pen.
Sin embargo, un 17% de quienes dijeron que irán a votar no revelaron por quién se decantarán. La cuestión de cuán importante será la abstención y a qué grupos afectará es un factor que añade incertidumbre a los comicios.
Una de las incógnitas es qué hará buena parte de los simpatizantes del izquierdista Jean-Luc Mélenchon (19,6% de los votos en la primera vuelta), que rechazan elegir entre “la peste” y “el cólera”.
Otra encuesta, divulgada por el canal BFMTV, registró un apoyo de 62% para el ex ministro frente al 38% de la candidata del FN, una mejora de tres puntos.
Las dos encuestas fueron hechas después del debate televisivo entre ambos, el miércoles, en el que Le Pen, de 48 años, y Macron, de 39, se enfrentaron en términos muy duros, cercanos al insulto.
Aunque Macron también tuvo un discurso agresivo, se lo consideró ganador del duelo por aparecer ante la opinión pública con mayor autocontrol y moderación.
El banquero y la extremista. A Macron, ex banquero y ex ministro de Economía del impopular presidente socialista saliente, François Hollande, se le reprocha su política liberal y se lo acusa de representar los intereses de la clase empresarial y pudiente.
Le Pen, pese a sus esfuerzos de romper con la imagen antisemita y xenófoba de su partido, el Frente Nacional, es rechazada ampliamente por su política antiinmigración, antieuropea y su voluntad de desconectar a Francia de la globalización.
Más allá de que gane o pierda mañana, Le Pen aseguró ayer que “ha cambiado todo”.
“Hemos logrado una victoria ideológica, cambiamos todo. Incluso si no alcanzamos nuestra meta, en cualquier caso, ha nacido una fuerza política gigantesca”, afirmó.
Por su parte, el presidente Hollande afirmó que Macron “debe” obtener mañana “la puntuación más elevada” frente a la extrema derecha y exhortó a sus compatriotas a “no colocar el arma nuclear” en manos de cualquiera”, en alusión a Le Pen.n