El 1 de junio de 2009, el vuelo 447 de Air France partió de Río de Janeiro, Brasil, con destino a París, Francia, y desapareció en el medio del Océano Atlántico con 228 pasajeros. Investigadores franceses gastaron 21,6 millones de euros durante dos años para localizar el Airbus A330 - 200 bajo las aguas y así intentar resolver el misterio de por qué el avión se vino a pique.
Las estrellas de la búsqueda son tres submarinos robóticos franceses, que buscan las cajas negras del avión entre los restos para recuperar los datos que ayuden a obtener respuestas.
Se trata del modelo Remus 6.000 que puede sumergirse hasta 6 kilómetros bajo la superficie con una autonomía de 22 horas. La nave de 8 toneladas y 3,84 metros de largo cuenta con una cámara fotográfica digital, wi-fi para transmitir las imágenes, sonares de barrido y anticolisión y motor de propulsión.
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