INTERNACIONAL
escandalo diplomatico

Cómo espió Estados Unidos a los líderes de todo el mundo

Un programa que permite pinchar teléfonos, mails y webs que visitaron 35 mandatarios.

Cambio. Una protesta en Berlín compara el “Yes, we can” de la campaña de Obama con el “Yes, we scan” del espionaje. También asocian al presidente con la Stassi, policía secreta alemana.
| AFP

Primero le pincharon el Nokia 63 que tenía desde 1999. Después, el Nokia 71 que comenzó a usar en 2009. Las escuchas se interrumpieron recién este año: cuando se destapó el escándalo del espionaje norteamericano, Angela Merkel cambió su aparato celular por un Blackberry con nuevo número que no figura en la lista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos.La NSA también poseía los teléfonos de otros 34 mandatarios.

Las filtraciones del ex contratista de la CIA Edward Snowden revelaron el modus operandi con el que fueron espiados la canciller alemana y otros líderes, como la brasileña Dilma Rousseff y el mexicano Enrique Peña Nieto. Según el diario alemán Die Welt, que tuvo acceso a los papeles de Snowden, la Cancillería alemana considera que hay “indicios plausibles” de que el gobierno estadounidense intervino el celular que la mandataria usa “para todo”.

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El periódico Süddeutsche Zeitung también obtuvo los documentos del ex analista de inteligencia y de allí extrajo el dato de que las escuchas a Merkel se habrían realizado desde la embajada de los Estados Unidos en Berlín. Según la publicación, “las escuchas habrían sido efectuadas por un centro del Special Collection Service (SCS)”, un programa de espionaje bajo responsabilidad conjunta de la NSA y de la CIA que operaría “en embajadas y consulados estadounidenses en todo el mundo”.

El SCS es el mismo programa que se menciona en los archivos filtrados sobre el espionaje a los gobiernos de Brasil y México. El semanario Der Spiegel ya había revelado que “las estaciones de escucha en las embajadas de los Estados Unidos en la Ciudad de México y en Brasilia jugaron un papel clave” en la recolección de datos.

“El programa, conocido como SCS, se lleva a cabo en cooperación con la CIA y los equipos tienen a su disposición una amplia gama de métodos y alta tecnología que les permiten interceptar cualquier forma de comunicación digital”.

Según un documento interno de la NSA revelado por el periodista británico Glenn Greenwald y titulado “Filtro inteligente de datos: estudio de casos de México y Brasil”, la Agencia utilizó hasta al menos junio de 2012 varios programas de software capaces de grabar llamadas telefónicas, mensajes de texto enviados desde celulares, correos electrónicos y páginas de internet visitadas desde computadoras pertenecientes a Rousseff, Peña Nieto y sus asesores.

En el caso de la presidenta brasileña, las evidencias indican que fueron interceptadas sus comunicaciones con varios ministros. En cuanto a Peña Nieto, los papeles de Snowden detallan que se grabaron sus conversaciones cuando aún era el candidato presidencial del PRI, en las que les contaba a sus asesores quiénes integrarían su gabinete.

Aunque los Estados Unidos nunca reconocieron oficialmente su existencia, el SCS es un viejo conocido para los expertos en inteligencia. Creado en plena Guerra Fría en 1970, el programa cuenta con presupuesto secreto y se vale de la cobertura diplomática para operar en todo el mundo.

Desde el atentado a las Torres Gemelas, el SCS concentró buena parte de sus recursos en la guerra contra el terrorismo y otras “amenazas” a la seguridad nacional.

Sin embargo, según los documentos filtrados por Snowden, los objetivos del programa son más amplios. Aunque no fueron divulgados los nombres de los 35 mandatarios extranjeros espiados, es factible que la operatoria haya sido similar a la empleada con Merkel, Rousseff y Peña Nieto.

Ayer, el diario Le Monde publicó que Francia sospechó que la NSA también estuvo detrás de un ataque informático que sufrieron los principales colaboradores del ex presidente Nicolas Sarkozy en 2012.

Ante el panóptico de Washington, tal vez la única alternativa sea seguir los pasos del primer ministro indio Manmohan Singh, de 81 años. Cuando le preguntaron si el gobierno tomaría medidas para evitar intercepciones, el vocero de Singh respondió: “El premier no tiene celular ni mail”.