Desde que anuncié al país y al mundo el sábado 25 de junio de 2011 que el presidente Hugo Chávez Frías padecía un cáncer avanzado –noticia que el mismo caudillo confirmó cinco días después, el jueves 30, en horas de la noche– me he mantenido informando con regularidad y precisión, de forma veraz y oportuna, y permítanme decir con mucho respeto, durante todo el desarrollo y avance de su enfermedad.
Mis fuentes noticiosas trabajadas en estos cincuenta años de ejercicio del periodismo me permitieron conseguir esa primicia y añadir otros canales de información en los 21 meses siguientes.
Consulté siempre diversas vías de información para confirmar o ampliar las noticias que recibía. Apenas comencé con la información supe que hubo alguna incomodidad en el entorno presidencial por correr la cortina del secreto tan bien guardado.
Con el pasar de los días fueron los hermanos Castro, Fidel y Raúl, quienes al leer mis “runrunes” expresaron al paciente que mi trato había sido respetuoso, y así pude continuar mis pesquisas durante 18 meses para mantener enterado al país con información veraz y oportuna, obligando al poder a suministrar sus boletines bien por vía de voceros o por el propio comandante, que confirmó siempre lo que siempre escribí.
Desde el viernes 22 de febrero se tuvo la intención de quitarle al paciente la ayuda mecánica respiratoria vistas las condiciones de empeoramiento de su muy precaria salud. Hubo divergencias entre la madre y las hijas de Chávez, agobiadas estas últimas por el largo vía crucis en el año y medio de tratamientos y campaña.
Tras reuniones con Maduro y Cabello decidieron desconectarlo para el día 5. Así fue como a las 15.05.16 se le eliminó la ayuda respiratoria para que muriera en paz a las 16.25.05 en su lecho del Hospital Militar.
Antes lanzó Maduro la amenazante cadena contra la derecha corrupta, disociada, enfermiza, golpista e imperialista. Anunció la posibilidad de que el chavismo acabara con el país que no se les pliegue. Terrible y mal guión de la época de la Guerra Fría, que pareció “made in Cuba”, al acusar a los Estados Unidos de envenenar al caudillo venezolano.
La expulsión de dos militares estadounidenses que ya estaban en su país coincide con aquella en la que el presidente botó al embajador Duddy, quien estaba en Washington para el momento. Mala copia de aquella investigación ordenada por Chávez para saber si Bolívar también había sido envenenado por el imperio.
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Sean Penn viajó a Caracas para el funeral
El fallecimiento del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, generó la reacción de artistas reconocidos en el mundo entero, figuras que manifestaron su pesar a través de las redes sociales, en entrevistas o con su presencia directa en los funerales, como es el caso del actor Sean Penn, que llegó a Caracas para despedir a su amigo latinoamericano.
Junto a Penn, también estuvo en Venezuela el pastor y activista por los derechos humanos estadounidense Jesse Jackson, quien fue uno de los oradores del funeral del fallecido Hugo Chávez.
Los directores de cine Oliver Stone y Michael Moore escribieron en sus cuentas de Twitter acerca del legado que deja Chávez y destacan, cada uno en su estilo, que se ha producido una gran pérdida.