ansa/ap/afp desde Caracas
Las violentas protestas en Venezuela no sólo tienen impacto en vidas humanas: también plantean dudas sobre lo que podrían significar los disturbios para la industria petrolera, que representa el 96% de los ingresos de divisas del país.
El ministro de Petróleo, Rafael Ramírez, dijo que la estatal Pdvesa tiene un “plan de contingencia” para reforzar la seguridad en todas sus refinerías. En el pasado, esos planes han incluido la presencia de militares en las refinerías y en las zonas de producción.
Existen antecedentes. El sector fue golpeado por una huelga de dos meses en 2002 y 2003, que fue organizada por la oposición, en un intento por remover a Chávez del poder. La producción se vio afectada y las refinerías fueron paralizadas por los trabajadores, lo que impactó tanto en las exportaciones como en la distribución local de nafta, diésel y gas natural. Los puertos dejaron de operar, lo que imposibilitó que el gobierno combatiera el desabastecimiento con productos importados.
El gobierno teme que ahora las protestas afecten al suministro local. Pdvesa utiliza oleoductos para mover algunos de sus combustibles desde las refinerías hasta las expendedoras, pero una gran parte de la distribución a las estaciones de servicio se realiza usando camiones que cargan en la región central del país. La semana pasada, los distribuidores reportaron retrasos en las entregas. Ramírez respondió amenazando con paralizar las entregas a zonas “bajo asedio fascista”.
Al mismo tiempo, la crisis en Venezuela puso presión alcista sobre los precios de los productos derivados del petróleo. Venezuela es el mayor exportador de crudo de Sudamérica y, si bien los Estados Unidos son su principal cliente, ha diversificado su base de ventas y envía más de un millón de barriles diarios a Asia. El país es, además, el mayor proveedor de petróleo de Cuba y de una docena de islas del Caribe que reciben unos doscientos mil barriles diarios a través de acuerdos que incluyen financiamiento a un precio irrisorio.
Esta semana, en Washington se mostraron estratégicamente preocupados por el riesgo de que Caracas suspenda el envío de crudo a Cuba, Haití y otros países. “Estas naciones no estarían en capacidad de comprar combustible a precios de mercado –dijo ante el Congreso el general John Kelly, comandante de Comando Sur–. Y cuando sus economías comienzan a deteriorarse, los inmigrantes comienzan a moverse hacia el norte”.
En el corto plazo, las protestas no deberían reducir la producción ya que se concentran en las principales ciudades del país y no en centros petroleros, como la Faja del Orinoco, el Lago Maracaibo y el estado de Monagas en el este. Sin embargo, a esta altura de la crisis, nadie puede descartar que la violencia se extienda también hasta esas regiones.
Brasil apoyó a Maduro
AP/DPA desde Caracas
El canciller venezolano, Elías Jaua, defendió en Brasil su propuesta de convocar a la Unasur para debatir la “agresión contra la democracia” en su país y dijo que la idea fue acogida con “buena receptividad” por su homólogo brasileño. Jaua pretendía formalizar la convocatoria de la reunión en Surinam, que tiene la presidencia pro témpore del grupo regional, y adonde se disponía a viajar tras Brasilia.
Jaua llegó a Brasil avanzada la noche del jueves y se reunió a medianoche con el canciller brasileño, Luiz Alberto Figueiredo. “El canciller Figueiredo tuvo una buena receptividad a esta propuesta”, aseguró Jaua en la rueda de prensa que se realizó ayer en la embajada venezolana en Brasilia.