¿Libia se podría definir como un “Estado fallido”?, le consultó PERFIL a un grupo de politólogos especializados en la materia. Federico Merke, doctor en Ciencias Sociales, antes que nada, aclaró que “son Estados con niveles de autoridad muy bajos y niveles de violencia muy altos”. Para él, en un Estado fallido la capacidad de asegurar gobernabilidad y ofrecer bienes públicos a su población, como seguridad, educación o salud, está colapsada.
Libia ocupa el puesto número 41 del índice de Estados fallidos de la ONG Fund for Peace. Se encuentra por debajo de muchos países africanos, incluidos su vecino Egipto, Pakistán o Haití.
“Sería apresurado denominarlo como tal. Lo que hoy en día más sorprende es la presencia de grupos yihadistas que desestabilizan a los débiles gobiernos”, dijo por su parte Gino Pauselli, politólogo de la Universidad de San Andrés.
“Libia tiene muchas características de un Estado fallido. Sin embargo, es pronto para saber si estas condiciones se van a mantener o no en el tiempo aunque la guerra civil libia lleva tres años”, agregó el académico.
Merke consideró que “el vacío en política se paga muy caro y es llenado, siempre, por un poder en expansión. Ejército Islámico pudo avanzar porque se hizo de recursos, materiales y humanos”.
El especialista sugiere que el país viene mostrando indicadores cada vez más preocupantes en cuanto a refugiados, condiciones sanitarias, violencia o derechos humanos.
Por su parte, Mariana Chudnovsky, doctora en Ciencia Política de la Universidad Di Tella, considera que la situación de Libia, “un país con petróleo –lo que le permite obtener recursos valiosos–, agitación social y milicias muestra que algo falla. La pregunta es quiénes se están beneficiando de ese estado de cosas y por qué”.
El enviado especial de Naciones Unidas en Libia, Bernardino León, está reuniéndose con líderes de los diferentes grupos rebeldes y el gobierno para llegar a un acuerdo consensuado. Según los expertos, si esto llegara a suceder, la idea de Estado fallido desaparecería, pero no quitaría el temor de la expansión de los grupos terroristas.