Bogotá - La ex rehén de las FARC, Consuelo González, llegó ayer a Bogotá desde Venezuela, trayendo consigo pruebas de vida de ocho secuestrados que entregó a sus familias, un día después del emotivo encuentro entre la también liberada Clara Rojas y su hijo Emmanuel.
La entrega de las cartas y fotos tuvo lugar en la casa de Patricia, una de las hijas de la ex congresista, informó el diario colombiano El Tiempo.
"En silencio, cada familia se refugió en un rincón de la casa y en grupos leyeron los mensajes", relató el periódico.
González, de 57 años, y que pasó 6 años y 4 meses cautiva en las selvas colombianas, llegó desde Caracas, adonde arribó el jueves tras ser liberada junto con Rojas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
La ex congresista fue recibida por funcionarios del gobierno colombiano, el alcalde de Bogotá, Samuel Moreno, y familiares de ocho políticos, militares y policías con los que compartió cautiverio y de quienes trajo las pruebas de vida, informó la agencia de noticias AFP.
" Traigo un mensaje de amor de mis compañeros que quedaron cautivos en la selva, un mensaje de esperanza, de fe y de confianza, un mensaje que nos va a permitir convocar e integrar a todas las fuerzas del país para que logremos una estrategia conjunta para la liberación de los secuestrados", dijo a su llegada.
Los demás rehenes "siguen esperando un acuerdo entre el gobierno y las FARC para regresar con vida", agregó en referencia al canje de unos 40 secuestrados por 500 rebeldes presos que plantea la guerrilla.
La llegada de González se dio un día después del emotivo reencuentro de Clara Rojas, de 44 años, con su hijo Emmanuel, de tres años y medio, concebido en su cautiverio de casi seis años que le fue quitado a los ocho meses de nacer con el argumento de ponerlo a salvo de las operaciones militares contra los rebeldes.
Luego del encuentro el domingo por la tarde, el Instituto de Bienestar Familiar (ICBF, estatal) entregó a Rojas de forma temporaria al niño nacido el 16 de abril de 2004, fruto de una relación consentida con uno de sus captores.