NUEVA YORK.- Su ídolo ha muerto, pero para los fanáticos de Michael Jackson que se enteraron de la noticia en Times Square o que le rindieron homenaje en una explosión de música y baile frente al teatro Apollo en Harlem, el Rey del Pop ya es un mito que seguirá vivo para siempre.
"Es nuestro Elvis", grita Shelley López en medio del homenaje espontáneo en la calle 125 de Nueva York frente a ese teatro de Harlem, templo histórico de la música negra, donde miles de personas asistieron a una improvisada explosión de música y baile, donde hubo pocas lágrimas y mucha emoción.
"In Memoriam, Michael Jackson, Una verdadera Leyenda del Apollo", indicaba la cartelera iluminada del teatro donde triunfaron los "Jackson Five", aunque permaneció cerrado. El espectáculo fue improvisado, en plena calle.
La gente, en su mayoría negros, se abrazó, bailó y cantó hasta tarde por la noche al son de las canciones de Jackson, que reproducían equipos de música portátiles cargados al hombro. "Estoy contento, porque Michael supo reunir a la gente", dice Dexter Ivy, un joven negro de 27 años con cuerpo de bailarín, que trabaja en la moda.
Jacqueline Wade, de Harlem, dice que está enojada "porque no se lo esperaba". Pero en realidad también sonríe y asegura que Jackson está ahora en algún lugar "entre John Lennon, Elvis Presley, James Dean y Marylin Monroe". Horas antes, en Times Square repleta de turistas y curiosos, un cartel en la pantalla gigante anunciaba, inexorable: "Michael Jackson muere a los 50 años".
Con lágrimas que corrían sobre sus mejillas, Chantal de Roy van Zuydewijn mira sin poder creerlo. "Es una leyenda, es un genio", dice a la AFP esta turista holandesa de 28 años, que tenía una entrada para uno de los conciertos de la gira de regreso del ídolo al escenario prevista a partir de julio.
Chantal, que dijo admirar al cantante "desde los 3 años", había conseguido una entrada para un concierto en enero en Londres y no puede creer que su sueño no se vaya a cumplir. "Era parte de mi vida", dice. Amanda Solenne es una negra estadounidense de Long Island (este de Nueva York), tiene 16 años y al enterarse de que el cantante había sufrido un ataque cardíaco acudió a la plaza con dos amigas.
"Estábamos en Central Park cuando nos avisaron por teléfono y decidimos venir aquí a ver qué pasaba. No lloramos, pero es muy deprimente", dice.
"No creo que vaya a morir", persiste Solenne, aunque la noticia ya era un hecho confirmado y en boca de todos. "Yo quería comprar entradas para su show de regreso", agrega, casi incrédula. "Prepararse para un show de esa envergadura resultaba muy estresante", dijo a la AFP el productor Jay Coleman, que representó al artista en los años 80, especialmente para los anuncios publicitarios realizados para Pepsi.
Al igual que otros fans del artista, turistas y curiosos, Coleman se enteró de la muerte de Jackson en directo en Times Square a través de la pantalla gigante. El regreso del artista al escenario había sido ampliamente publicitado tras su reclusión voluntaria desde que fue absuelto en 2005 de una acusación de abuso de menor.
"Por sicótico que fuese, lo adorábamos", dice Amanda, que no cree que los problemas de los últimos años logren descender a su ídolo del pedestal.
En Harlem, la pasión es aún más entusiasta, y los seguidores niegan las críticas a su ídolo por su conducta, su obsesión por la cirujía estética o incluso sus intentos por parecer más blanco. "No lo comprendían", dice, terminante, Jacqueline Wade.
Para algunos, es precisamente la incondicionalidad del público de este artista que cultivaba el perfeccionismo lo que tal vez le haya costado la vida al generar una expectativa imposible de colmar. Pero también probablemente contribuya a reafirmarlo como un mito imperecedero ante la posteridad.
Según Jay Coleman, "las expectativas de los fans eran que Michael Jackson sería tan grande como en el pasado". "Él era un perfeccionista y se involucraba a fondo en la preparación de un show, cada detalle era muy importante".
Fuente: AFP