Organizaciones como Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional exigieron este lunes 17 de junio una investigación imparcial sobre la muerte del expresidente egipcio Mohamed Mursi, fallecido tras desmayarse durante una vista judicial. El político, de 67 años, se convirtió en 2012 en el primer presidente electo del país, después de imponerse en los comicios celebrados tras la caída de Hosni Mubarak un año antes, y fue derrocado en 2013 en un golpe de Estado militar.
Desde HRW expresaron su pesar por una noticia "terrible" pero "totalmente predecible" por "el rechazo del Gobierno a permitir un tratamiento médico adecuado" en palabras de la responsable para Oriente Próximo de la organización, Sarah Leah Whitson. Whitson denunció que el Gobierno "no permitió darle una atención médica adecuada y tampoco las visitas de sus familiares".
Además, Whitson recordó la brutal represión desatada por las fuerzas de seguridad tras el golpe de Estado del 3 de julio de 2013 que puso fin al mandato de Mursi y en especial los desalojos de las acampadas de protesta que se saldaron con la "matanza de más de 1.000 personas a plena luz del día". Su organización ya había advertido en 2017 sobre las condiciones de encarcelamiento de Mursi "podrían haber contribuido al empeoramiento de su salud". En junio de ese año se desmayó en hasta dos ocasiones y sufrió un coma diabético, según su familia.
Por su parte, Amnistía Internacional pidió a las autoridades una investigación "imparcial, minuciosa y transparente" sobre las circunstancias de la muerte de Mursi y recuerda que estaba en aislamiento. En especial pide investigar el tratamiento médico que recibía Mursi y posibles responsables de maltratos. Por su parte, el Partido de la Libertad y la Justicia, brazo político de los Hermanos Musulmanes, también acusó a las autoridades egipcias de "lento asesinato", denunciando las "malas condiciones" de detención de Mursi.
Tras su salida del cargo, fue detenido y juzgado por numerosos casos -en uno de ellos llegó a ser condenado a muerte- que él rechazó y describió como una campaña política en su contra. Al momento de su muerte, Mursi tenía al menos seis causas pendientes y llevaba casi seis años en la cárcel por casos como el que le implica en la muerte de manifestantes durante las protestas opositoras en la denominada Primavera Árabe. Además, fue condenado a cadena perpetua por espionaje vinculado con Qatar y presuntos actos de terrorismo.
Detenido en 2013, en su periodo en prisión, solo se le permitieron tres visitas familiares. Durante sus juicios, Mohammed Mursi aparecía en el banquillo de los acusados detrás de vidrios blindados que aislaban el sonido para evitar sus respuestas, lo que no le impedía presentarse, con un aire marcial a veces un poco forzado, como el presidente víctima de un "golpe de Estado" militar.
Según fuentes de seguridad y judiciales, Mursi se desplomó tras haber hablado el lunes ante el tribunal y fue trasladado a un hospital en el que murió. Antes de colapsar detrás del vidrio a prueba de balas de la sala donde estaban otros acusados, Morsi había afirmado que guardaba "muchos secretos" que no había revelado hasta ahora para no poner en peligro la seguridad nacional.
La red estatal de televisión aseguró que la muerte se produjo por un paro cardíaco: "El tribunal le acordó el derecho de hablar durante cinco minutos. Cayó al suelo en el banquillo de los acusados y fue llevado rápidamente al hospital", donde murió, según un comunicado de la fiscalía. "Llegó al hospital exactamente a las 16.50 y no tenía heridas visibles en el cuerpo", agregó la fiscalía.
D.S.