afp/ap/ansa
El maquinista del tren que se descarriló en Galicia, que dejó 78 víctimas fatales y 178 heridos, fue detenido ayer en el Hospital Clínico de Santiago, donde se recupera de sus heridas, acusado de “imprudencia temeraria seguida de muerte”. Francisco José Garzón Amo se negó a declarar ante la policía, pero su situación es cada vez más grave, ya que podría afrontar desde 12 hasta 312 años de cárcel.
Sin embargo, el sindicato de maquinistas salió ayer a defender a Garzón, al sostener que “otro sistema de frenado” hubiera evitado el descarrilamiento. Juan Jesús García Frailes, director general del sindicato de maquinistas y ayudantes ferroviarios (Semaf), argumentó ayer que si el tramo de la vía hubiera estado protegido con el sistema de seguridad Ertms, que es el que se usa en las líneas de la alta velocidad, el tren hubiera disminuido la marcha ante el exceso de velocidad. Según esa teoría, el accidente habría resultado por una combinación de error humano y de fallas en los sistemas de seguridad, al recorrer un tren de alta velocidad sin el sistema de frenos más sofisticado.
Otros que respaldaron a Garzón fueron sus allegados. “Es un hombre normal y responsable”, declararon ayer sus amigos al diario español Público.
En tanto, la policía recuperó la “caja negra”, clave para conocer las causas por las que el tren viajaba por encima del límite de velocidad permitido en la curva al momento del accidente.
En todo momento, Garzón estuvo acompañado por su abogado y se acogió al derecho de declarar sólo ante el juez, que acudiría mañana al hospital. Los investigadores intentan esclarecer por qué el tren llegó a la curva, a cuatro kilómetros de Santiago de Compostela, con exceso de velocidad. El límite fijado para ese tramo es de sólo 80 kilómetros por hora, pero el tren que cubría el trayecto Madrid-Ferrol duplicó esa velocidad y alcanzó los 190 kilómetros por hora en el momento previo al accidente.
Según la policía, el descarrilamiento pudo haberse producido por “imprudencia” en la conducción de la formación. El artículo 142 del Código Penal español prevé penas para el acusado de negligencia con consecuencias mortales de uno a cuatro años de cárcel por cada una de las víctimas que haya provocado su acción. Por lo tanto, la condena podría llegar hasta los 312 años de cárcel, aunque algunos atenuantes podrían bajar la pena a 12 años. En todo caso, el maquinista afronta un futuro incierto y complicado en caso de comprobarse su responsabilidad en la tragedia.
En tanto, las autoridades redujeron ayer la cifra de muertos de 80 a 78 y los médicos forenses continúan trabajando en la identificación de restos humanos.
Con España aún de duelo, los familiares de las víctimas aguardan que Garzón declare hoy para saber qué pasó en el trágico Talgo 250 Dual.
