Desde el corazón de Pekín hasta el devastado suroeste del país, China observó hoy tres minutos de silencio que dieron comienzo a tres días de duelo nacional por las víctimas del sismo, cuyo número asciende ya a 71.000 entre muertos, desaparecidos y sepultados.
A las 14:28 locales, hora en que una semana antes se había producido el devastador terremoto, sonaron las sirenas de todo el país marcando una pausa en la frenética actividad de las grandes ciudades. En Pekín, varios miles de personas, muchas de ellas vestidas de negro, se congregaron en la plaza Tiananmen enarbolando banderas y coreando eslóganes de apoyo a las víctimas, mientras se paralizaban los intercambios en la Bolsa. En la ciudad de Dijiangyan, devastada por el sismo, 60 familiares de niños que murieron pusieron velas e incienso ante las ruinas de una de las miles de escuelas derrumbadas. Una mujer que perdió a sus dos hijas, Qiqi y Jiajia, lloraba ante los restos del colegio. "Esto es insoportable", se lamentaba. Poco antes, en la plaza de Tiananmen, soldados chinos habían izado la bandera nacional para dejarla después a media asta, según imágenes transmitidas por la televisión. También se paralizó la bolsa de Hong Kong, mientras los jugadores en los casinos de Macau congelaban las apuestas en las mesas.
El duelo oficial llega en momentos en que los esfuerzos de socorro se ven dificultados por las réplicas del terremoto y los deslizamientos de tierra, que en los últimos tres días sepultaron a más de 200 socorristas. El máximo responsable político de la provincia de Sichuan (suroeste), Liu Qibao, anunció un nuevo balance sólo para esa región, la más afectada, que incluye 32.173 muertos confirmados, 9.509 sepultados bajo los escombros y 29.418 desaparecidos. Según el viceministro chino de Industria y Tecnología de la Información, Xi Guohua, un total de 14.207 empresas de Sichuan, perdieron a 1.387 de sus empleados y sufrieron pérdidas por valor de 67.000 millones de yuanes (9.600 millones de dólares). Por su parte, un diario económico estatal informó que se prevé que el sismo reduzca en 0,2% el crecimiento chino en 2008.
La catástrofe despertó una ola de emoción en este país de 1.300 millones personas, miles de las cuales se ofrecieron voluntarias para las tareas de socorro o para hacerse cargo de los niños que quedaron huérfanos. Determinar el número de huérfanos es imposible por el momento, precisó Li Yahui, del programa chino de la ONG británica Save The Children, pero se teme que sea muy elevado. Según la agencia de noticias China News Service, esta es la primera vez que el país observa un duelo nacional debido a un desastre natural. Incluso el recorrido de la antorcha olímpica fue suspendido durante tres días en señal de respeto.
Durante tres días no habrá programas de entretenimiento en la televisión y en la frenética Shanghai las autoridades ordenaron que cines, karaokes y otros establecimientos de ocio cierren sus puertas. Los diarios y los sitios internet de toda China renunciaron hoy al color. La portada del Beijing Times era negra, con la foto de una vela y estas simples palabras: "Día de duelo", acompañadas del número de muertos que el domingo era de 32.476 pero el lunes ya había ascendido a 34.073 en todo el país. Los socorristas lograron sacar con vida de los escombros a tres personas que habían permanecido más de 164 horas sepultadas, sin embargo, la esperanza de encontar más supervivientes se apagaba rápidamente. "Teniendo en cuenta la ayuda necesaria a raíz del desastre, la Cruz Roja de China será autorizada a aceptar la entrada a China de equipos médicos extranjeros para ayudar en la atención médica", informó el vocero del Ministerio chino de Relaciones Exteriores, Qin Gang, al tiempo que emitía una petición internacional de gran número de tiendas de campaña para albergar a los millones de supervivientes que quedaron sin hogar.