Las acusaciones contra el gobierno del presidente estadounidense Barack Obama sumaron esta semana nuevos capítulos. Mientras los medios de ese país comparan el escándalo por escuchas ilegales a periodistas con el caso Watergate, la Casa Blanca enfrentó las acusaciones sobre la existencia de un programa secreto que vigilaría la actividad de los internautas.
Entre varias empresas referentes de la web, Google manifestó su preocupación por las consecuencias para las libertades civiles del espionaje revelado por The Washington Post y The Guardian. De acuerdo con esos medios, el Gobierno habría implementado un programa secreto llamado PRISM, que permite que el FBI y la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) vigilar a los usuarios de internet, a través del acceso a sus datos privados.
Creado en 2007, el programa accedería a los servidores de grandes empresas informáticas estadounidenses, incluyendo Microsoft, Yahoo!, Google y Facebook, quienes negaron haber dado acceso a los servicios de inteligencia de Estados Unidos a sus servidores.
"Comprendemos que los gobiernos de Estados Unidos o de otros países puedan necesitar adoptar medidas para preservar la seguridad de sus ciudadanos, incluyendo la de utilizar la vigilancia", escribieron el director general del grupo de internet, Larry Page, y su consejero legal, David Drummond, en un mensaje publicado en el blog oficial de Google.
"Pero el nivel de secretismo en torno a los actuales procesos legales ensombrece las libertades que todos apreciamos", añaden.
"No habíamos oído hablar de un programa llamado PRISM hasta ayer", dijeron los responsables de Google. "No participamos en ningún programa que le daría al gobierno de Estados Unidos o a cualquier otro acceso directo a nuestros servidores" y no hay "puerta de atrás", aseveraron.
Explicación oficial. Mientras Estados Unidos y China evalúan acordar conductas en común en ciberseguridad y espionaje comercial, el presidente Obama defendió el proyecto, y hasta aseguró que cuenta con un "amplio apoyo bipartidista" en el Congreso.
Estos programas "ayudan a prevenir ataques terroristas", aseguró el mandatario. "No se puede tener 100 por ciento privacidad y 100 por ciento seguridad", justificó, aunque aclaró que "no se aplica a ciudadanos estadounidenses o personas que residen en Estados Unidos".