Antes de cometer una masacre y matar a trece personas, Wellington Menezes Oliveira, de 23 años, dejó una carta que publciaron los medios brasileños. En la misma el asesino se definió como un "hombre puro" y admitió que no saldrá con vida de la escuela.
En la carta Menezes se refirió a que los "impuros" no podrán tocar su cuerpo "sin guantes", algo que desconcertó a los investigadores ya que no hay indicios de la razón del ataque. "Ningún fornicador o adúltero podrá tener contacto directo conmigo", señaló. Además, dijo que después de su muerte quiere ser desnudado, bañado y envuelto en una sábana blanca que él mismo dejó en el edificio donde ocurrió la tragedia.
"Si es posible, quiero ser enterrado junto a la tumba donde está mi madre", indicó. Menezes dejó dicho que pretende que frente a su sepultura, "un fiel seguidor de Dios" rece "pidiendo perdón" por lo que ha hecho en su vida.