“Es una vergüenza, defenderse de las calumnias es casi imposible”. Así reaccionó el otrora todopoderoso cardenal Tarciso Bertone a las acusaciones de que había utilizado dinero de donaciones para niños enfermos para refaccionar su apartamento en Ciudad del Vaticano, como sostienen documentos citados por los libros Avarizia y Via Crucis. Ex secretario de Estado, Bertone dice vivir en un apartamento de 296 metros cuadrados (“y no de 500, como afirman en los libros”), cuya refacción “pagué con 300 mil euros que tenía ahorrados”, y no con fondos recaudados por la Fundación Niño Jesús para niños enfermos. Bertone asegura ignorar que hubiera facturas a nombre de la fundación, como las que exhiben los libros. “He pedido a mis abogados que indaguen qué sucedió realmente. Actuaré si se efectuaron acciones fraudelantes a mi nombre”. Al recordarle que la habitación del papa Francisco tiene 50 metros cuadrados, el cardenal sostiene que “no vivo en el lujo y no estoy solo. Hay tres monjas que me asisten y una secretaria”.