INTERNACIONAL

El cuñado de Máxima, al borde de la muerte

Johan Friso sufrió un accidente mientras esquiaba y tiene daños cerebrales severos.

La reina Beatriz de Holanda y la esposa del príncipe Johan Friso, en el Hospital Universitario de Innsbruck.
| AFP

Los informes médicos son totalmente dramáticos para la Familia Real Holandesa. Johan Friso, cuñado de la princesa Máxima, podría no volver a despertar del estado de coma en el que se encuentra desde que fuera sepultado durante veinte minutos por una avalancha de nieve mientras esquiaba en Austria.

Por los masivos daños sufridos por su cerebro, podrían pasar varios años antes de despertarse, si es que esto llega a ocurrir.

El jefe de la unidad de cuidados intensivos traumatológicos del Hospital Universitario de Innsbruck, Wolfgang Koller, explicó que el cerebro del príncipe Friso sufrió "graves daños" por culpa del accidente. Además, el príncipe sufrió un paro cardíaco de 50 minutos, un período demasiado largo durante el que fue reanimado por los equipos de rescate.

"Aquí se trata, desde luego, de un hombre sano de 43 años que, además, da la casualidad de que es un príncipe", dijo el periodista Ben Kolster a Radio Nederland. "Realmente llegaron al límite. ¿Qué médico dejaría de reanimar si sabe que está atendiendo a un príncipe?".

En caso de recuperar la consciencia, su rehabilitación podría durar meses o años, y su familia debería buscar una institución adecuada de rehabilitación. "Para cualquier familia esto sería un drama. Solamente hay que imaginarse lo que significa para una madre, hermanos, esposa, o para las hijas el perder a su padre de esta manera", señala Ben Kolster. Ahora se especula sobre si la eutanasia es una opción viable para la Familia Real Holandesa.

La situación de Friso puede tener influencia también en el futuro de su madre, la reina Beatriz, como especula Kolster: "La reina puede ahora estar tan afectada por este accidente que decida abdicar al trono antes de lo pensado a favor de Guillermo Alejandro. Pero es una mujer muy fuerte; es perfectamente posible que justamente por esta razón decida continuar".

Johan Friso de Orange-Nassau, de 43 años, parece ser una víctima más en una dinastía en la que los príncipes varones nunca fueron afortunados. Muchos se preguntan si no existe sobre los varones de la Casa de Orange una especie de maldición que, hasta ahora, los condenó a la infelicidad.

Los excesos en sus aventuras nocturnas -prostitutas y alcohol- provocaron la muerte prematura del depresivo Guillermo (hijo y heredero del rey Guillermo III) por una enfermedad hepática. Tenía 38 años.

Su hermano Mauricio murió murió de meningitis porque Guillermo III se negó a que fuera atendido por los médicos que su odiada esposa le recomendaba. En medio de la batalla marital, el príncipe se convirtió en víctima a los 7 años de edad.

Treinta años después, el otro hermano, Alejandro, falleció olvidado por todos, aislado y recluido por diversas enfermedades que lo dejaron paralítico.
 
Los demás hombres de la familia no tuvieron mejor vida: el príncipe Enrique -dado a la bebida y las peleas de bar- era maltratado por su esposa la reina Guillermina. El príncipe Claus (padre de Friso) sufrió de Parkinson y depresión durante las últimas dos décadas de su vida. Guillermo-Alejandro, esposo de Máxima, padece la enfermedad de Besnier-Boec, una afección del sistema inmunológico que podría volverse contra su propio organismo.

Rebelde desde niño, Friso de Holanda siempre quiso tener una vida normal. Siendo joven confesó: "A mi hermano mayor, Guillermo, háganle lo que quieran. Pero, por favor, no lo maten, porque me veré obligado a ser rey".

En 2004 renunció a sus derechos al trono para casarse con Mabel Wisse Smit, la antigua amiga de un narcotraficante holandés ("el padrino del crímen"). Hoy Mabel -que a los 7 años perdió a su padre cuando éste esquiaba en un lago congelado- no deja pasar un sólo día sin visitarlo en la clínica donde lucha por su vida. 

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(*) Especial para Perfil.com