El papa Francisco colocó en la puerta de su habitación en la residencia de Santa Marta, en el Vaticano, un cartel que llamó la atención. El mismo fue un regalo del psicólogo italiano llamado Salvó Noé, que suele escribir libros de autoayuda. "Prohibido quejarse" dice el texto en cuestión que decora por estos días la entrada al cuarto.
"Lo voy a poner en la puerta de mi oficina, donde recibo a personas" le manifestó Su Santidad al autor del obsequio cuando, en junio pasado, le entregó el gracioso cartel de "Prohibido quejarse" acompañado con un libro del mismo título, al final de una audiencia general en la Plaza San Pedro.
Con el letrero ya puesto y a la vista de los que por allí pasan, el excardenal Jorge Bergoglio cumplió y lo colocó en el primer piso del lugar donde reside, según consignó Vatican Insider, el sitio de información religiosa del diario La Stampa.
Abajo de la frase en cuestión puede leerse además: "Los transgresores están sujetos a un síndrome de victimismo con consecuente baja del tono del humor y de la capacidad de resolver los problemas. La sanción es doble si la violación es cometida en presencia de niños".
"Para dar lo mejor de sí hay que concentrarse en las propias potencialidades y no en los propios límites, por lo tanto: dejá de quejarte y actuá para cambiar para mejorar tu vida", completa otro fragmento del cartel.