No se conocían, jamás habían cruzado una palabra, pero era hacía varias semanas uno de los encuentros más esperados política y televisivamente. Y convirtió nuevamente a St Louis, Missouri, famosa ciudad del emblemático arco de casi 200 metros de altura y los deportes, en capital anfitriona de debates presidenciales. Le tocó organizar el único debate vicepresidencial de las próximas elecciones en Estados Unidos, pero a decir de los expertos, el que mayor rating posiblemente se haya logrado en esta serie de cuatro encuentros (el anterior debate se realizó en el Estado de Mississippi la semana pasada entre los presidenciables Mc Cain y Obama, que debatirán dos veces más las semanas siguientes).
En la Universidad de Washington, que ocupa unas cuantas manzanas en el centro de la ciudad, se dieron cita ayer por la noche la gobernadora de Alaska, Sarah Palin (44) y el Senador por Delaware, Joe Biden (65), ambos candidatos a Vicepresidente, en un debate caliente, intenso, donde las preguntas eran moderadas por la periodista del network PBS, Gwen Ifill. Todo se hizo en un anfiteatro montado en un complejo atlético donde el público (generalmente profesores, alumnos y autoridades locales) se limitó a escuchar en el más absoluto silencio. No estaba permitido ni siquiera aplaudir.
Generalmente los debates, que duran una hora y media en el aire, y se transmiten en directo por casi todos los canales de noticias y varias radios, llevan varias semanas de preparación. En “Wash U”, como se conoce a esa casa de estudios, hace días que la tranquilidad estaba alterada. Decenas de camiones, equipos transformadores de electricidad, antenas satelitales, carteles y fuerzas de seguridad fueron lentamente configurando el paisaje. El centro de la escena, el gimnasio ubicado a un costado del Campus, quedó rodeado de murallas de alambres, y todo acceso cercano estaba controlado por la policía local y el Servicio Secreto, que de paso, cortó varias calles durante toda la tarde y noche anterior.
Algunos manifestantes, no más de doscientas personas por bando electoral, vinieron a hacer acto de presencia pero sólo se les permitió permanecer en un parque cercano. Ubicados en esquinas distintas estaban los manifestantes Republicanos a favor de Mc Cain (en el que también se observaban muchos carteles en contra del aborto, quizás más encendidos ésta vez por las posturas de Sarah Palin), y en la otra, se veía a un grupo de los Demócratas (con carteles apoyando a Obama y su propuesta de “cambio”). Todo muy tranquilo. En otros ámbitos de la Universidad las discusiones políticas continuaban después del debate, ya que algunos centenares de periodistas conversaban con los equipos de campaña de los candidatos, que incluyen asesores, senadores y otros tantos consultores de imagen, que luego de terminado, hacían todo tipo de análisis.
Sarah Palin quiso mostrarse en el encuentro como una mujer ejecutiva. Se definió como una ama de casa (se autotitula una “madre hockey”, se ve que lleva mucho a sus hijas a patinar en el hielo) pero experta en temas energéticos. Siendo Intendenta de Wasilla, una ciudad alaskeña de diez mil habitantes por algunos años, llegó a la gobernación del Estado en el 2006 y ahora, elegida por Mc Cain, ha logrado centrarse en el foco de atención de todos los americanos, y porque nó, del mundo entero. Es madre de dos varones (uno recientemente nacido con Sindrome de Down) y tres niñas. Su marido trabaja en una empresa petrolera inglesa, y su familia se dedica al negocio pesquero.
Biden, en cambio, es un abogado muy conocido en los círculos políticos de Washington, ya que ha sido elegido seis veces senador desde que se iniciara allá por 1972. Perdió a su primera esposa y una hija en un accidente de tráfico, en el cual sobrevivieron dos de sus hijos. Viudo, se casó nuevamente y tuvo otra hija.
El debate resultó interesante. Varios temas se tocaron, entre ellos: la crisis económica, el problema de seguro de salud (que afecta a muchos americanos, y que ya fuera planteado hasta por el documentalista Michael Moore), las relaciones internacionales y por supuesto la guerra en Irak y los desarrollos en Afganistan. El conflicto y su costo, el retiro de tropas y la estrategia frente a Irán fueron el punto central de la discusión, aunque sorprendentemente, en otros aspectos, ambos candidatos se pusieron de acuerdo. Uno fue en que las uniones de parejas del mismo sexo deberían contar con mayores beneficios pero no ser oficializadas como matrimonio.
En un momento, luego de cada uno bogar por sus candidatos presidenciales, se les preguntó que opinión tienen del rol de un Vicepresidente. Palin dijo que ella lideraría en el Congreso las propuestas del candidato Mc Cain de ser elegido. Por su parte, Biden, trabajaría para lograr que el Senado apruebe las propuestas que podría llegar a tener Obama si fuera el próximo presidente. Resulta interesante contrastar éstos comentarios con la realidad política en la Argentina actual. Un broche final fueron l os saludos afectuosos de las familias de ambos candidatos que terminaron copando todo el escenario. Mientras la crisis golpea como nunca, el crédito se extralimitó, las concesionarias de autos cierran, los bancos tiemblan, y las casas valen mucho menos, el pueblo americano no pierde la fé y espera ansioso los próximos dos debates presidenciales que se van a realizar en las siguientes semanas. Aún las encuestas no tienen un claro ganador.
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