El escándalo amoroso del presidente François Hollande, que saltó a la tapa de todos los diarios del mundo, también esconde una sórdida y secreta lucha por el poder. Aunque su amorío con la actriz Julie Gayet fue develado por la revista Closer, en el Palacio del Elíseo sospechan que el ex mandatario Nicolas Sarkozy está detrás de la filtración del affaire. Esa tesis sostiene que el antecesor de Hollande aún tiene poderosos contactos en las fuerzas de seguridad e inteligencia y que habría fomentado la difusión del episodio para minar la popularidad del presidente.
Los rumores sobre la relación sentimental con Gayet habían sido ventilados por varias personas del entorno de Sarkozy en los últimos meses, según informó esta semana la prensa francesa. Aunque se había alejado temporalmente de la política, el esposo de Carla Bruni quiere volver a ocupar espacios de poder y es el principal rival que tendría Hollande de cara a las presidenciales de 2017.
Según develó el diario Le Monde, “fieles del antiguo presidente siguen ocupando sus puestos, en particular en la policía”. Ese mismo medio recuerda la publicación en Closer del interrogatorio policial de un hijo de Valérie Trierweiler, mujer de Hollande, cuando lo detuvieron en diciembre comprando marihuana. De ese modo, el diario francés insinúa que habría una relación entre uniformados vinculados al ex mandatario y la revista que ahora publicó el affaire.
Pero las especulaciones sobre el rol de Sarkozy en el escándalo no terminaron ahí. Según Le Canard Enchainé, otro diario galo, el líder de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) aseguró el miércoles que el jefe de Estado hizo el ridículo, al ser fotografiado con su casco de moto saliendo del domicilio de su amante. Sin embargo, el tiro le habría salido por la culata a Sarkozy, ya que la popularidad de Hollande aumentó, según el semanario Le Nouvel Observateur, tras la difusión del escándalo: saltó al 26%, cuando hace dos meses tenía once puntos menos de aprobación.
Francia aún recuerda cómo cayó en desgracia el ex director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn. Su detención y la filtración de detalles del supuesto abuso sexual fomentaron las sospechas sobre una trampa orquestada desde el poder, ya que DSK era una de las principales cartas de la oposición para derrotar a Sarkozy.
Ahora, el ex hombre fuerte de la Quinta República parece haber descubierto otro secreto de alcoba de un adversario político.