Durante su audicencia general del 1 de mayo, el papa Francisco pidió a la dirigencia política que se esfuerce para crear nuevos puestos trabajo "para dar esperanza a los trabajadores" y denunció que el desempleo es la consecuencia de un pensamiento económico que excluye "las reglas de la justicia social".
En el Día Internacional de los Trabajadores, durante el cual la iglesia católica recuerda a San José obrero, el sumo pontífice afirmó que "el trabajo nos da dignidad. En cambio, los que no trabajan no tienen esa dignidad. Tantos son aquellos los que quieren trabajar y no pueden. Cuando la sociedad está organizada de un modo en que todo el mundo no tiene la oportunidad de trabajar, esa sociedad es injusta".
"El trabajo forma parte del plan del amor de Dios y otorga dignidad a la persona. No dejo de pensar en las dificultades que tienen no pocos países en el ámbito laboral. Pido a todos que, en la medida de sus responsabilidades, se esfuercen por crear puestos de trabajo y dar esperanza a los trabajadores. San José, que vivió momentos difíciles y puso su confianza en Dios, que no abandona, interceda por todos los trabajadores del mundo", proclamó el argentino ante miles de fieles que asistían a su audiencia semanal en la plaza de San Pedro.
El sacerdote se refirió a las víctimas de un derrumbe de en Bagladesh, en el que han muerto al menos 402 personas: subrayó que aquellos que murieron vivían con 38 euros al mes y sostuvo que "esto se llama trabajo esclavo".
Tras recorrer por más de media hora la plaza central del Vaticano, el papa recordó que en el evangelio Jesús es conocido como "el hijo del carpintero" porque en el taller de Nazaret "comparte con San José el esfuerzo, el cansancio, los problemas de cada día, así como también la satisfacción".