INTERNACIONAL
Musulmanes y judos lo miraron con recelo

El Papa recorre Israel en medio de la polémica por su pasado en la juventud hitleriana

Benedicto XVI recorre Tierra Santa en medio de polémicas, por lo que su pretendido diálogo interreligioso parece haber quedado en el olvido.

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| EFE

Benedicto XVI recorre Tierra Santa en medio de polémicas. Hay que destacar el intento del jefe de la Iglesia católica por establecer vínculos estrechos con el judaísmo y el islam, pero el periplo que Joseph Ratzinger está haciendo esta semana por Oriente Medio ha generado tantas controversias por el debate sobre su pasado, que su pretendido diálogo interreligioso parece haber quedado en el olvido.
 
Primero fue su relación con los islámicos. Con la visita del fin de semana a Jordania, el primer país árabe que lo recibe desde que comanda el Vaticano, intentó establecer puentes con los musulmanes que lo miraban con recelo desde que dictó una conferencia en la Universidad de Ratisbona, durante una visita a su Bavaria natal en 2006, y citó textos medievales para establecer que el mensaje de Mahoma era cruel y violento, en contraposición con la caridad del cristianismo.
 
El mismo príncipe jordano, Ghazni bin Mohammed, le recordó el sábado “la herida causada por esas lecturas entre los musulmanes”, y le advirtió que “nadie puede decir o hacer algo que afecte al Profeta”. El Papa no se inmutó, pero acusó el golpe. Fue sólo un anticipo de lo que luego recibiría en Israel.
 
La histórica visita a la tierra que guarda lugares sagrados de las tres principales religiones monoteístas, estuvo marcada por el recelo con el que el pueblo judío recordó la participación de Ratzinger en las juventudes hitlerianas, su intención de beatificar a Pío XII –acusado de pasividad frente al nazismo–, y su decisión de levantar la excomunión a obispos negacionistas, sobre todo, al recordado británico Richard Williamson que desde Argentina manifestó sus dudas sobre el Holocausto.
 
Benedicto XVI aclaró hace unos años que su adhesión a las juventudes hitlerianas le fue impuesta por el régimen, pero estremece el sólo hecho de imaginar al jefe del Vaticano con pantalón corto y camisa marrón empuñando armas para la defensa antiaérea de los nazis. Los niños y adolescentes que formaban parte de esa organización eran adoctrinados en dos aspectos: ideológicos, a través en la lectura de “Mi lucha”, el panfleto en el que Adolf Hitler esboza su nefasta teoría de supremacía aria; y físicos, mediante duros entrenamientos ideados para convertir a esos jóvenes en los soldados de elite del Tercer Reich.
 
Ese pasado que condena a Benedicto XVI estuvo presente en la crítica que el martes le hizo el presidente del parlamento israelí, Reuven Rivlin, cuando le exigió un mensaje más duro hacia la condena del genocidio nazi porque no puede hablar como “un historiador” o como “alguien que observa lo que pasó desde afuera”.
 
El viernes termina su periplo y el Papa volverá a Roma, luego de haber sido el tercer jefe del Vaticano que visitó Tierra Santa. Ni Juan Pablo II ni Pablo VI tuvieron tanta controversia a su alrededor como la tuvo Benedicto XVI: el primer Papa alemán que llegó a Israel.

*Editor de Internacionales del Diario Perfil.