El hombre que habla por teléfono con Obama y le pone los límites, le complica la presidencia y lo desafía, se llama John Boehner. Este republicano congresista de Ohio, que a la vez cumple el rol de “speaker” de la mayoría de la Cámara Baja dominada por los republicanos, es un gran negociador.
Boehner es quien somete los temas a votar en consenso con su partido. Hoy no se pone de acuerdo con Obama y tiene a Estados Unidos en puertas a un posible default el próximo 17 de Octubre.
Las razones son varias, entre ellas el techo de deuda que Obama necesita urgentemente expandir y la “moneda a cambio” que le piden los republicanos más ortodoxos, o sea que Obama desista incluir en el próximo presupuesto nacional que ya está corriendo (pues el año fiscal empieza en Octubre) su ley de Salud asistencial, conocida popularmente como “Obamacare”.
“Obama tiene que sentarse a negociar con nosotros”, dijo Boehner a la prensa norteamericana. Ya pasaron nueve días del inicio del Shutdown o cierre de gobierno, y ambas partes saben que el conflicto por más que tenga aristas complejas, va a tener que terminar en un arreglo o sino el país entrará en una nueva debacle económica.
El público le está echando la culpa al Tea Party, un ala de los republicanos que en el Congreso cuenta con una cincuentena de legisladores en la Cámara Baja y con decenas de senadores, aunque la Cámara alta es dominada por los demócratas.
Obama les exige a los republicanos “primero aprobar el techo de deuda para negociar”. No acepta el presidente ninguna amenaza previa y dice que no está dispuesto a ceder una victoria social tan importante como haber provisto de salud gratuita o subsidiada a millones de norteamericanos.
En el Senado discute los términos el Demócrata Harry Reid, que por ahora intenta conglomerar la idea de la administración Obama de resistir. Muy cerca suyo tiene al Vicepresidente Biden, que también está intentando negociar una salida posible.
Del lado republicano está Boehner y en el Senado tiene como aliado al ya famoso Ted Cruz, un senador que hasta estuvo 21 horas hablando sin parar en contra del plan de salud de Obama y que según algunas voces republicanas se aprestaría a ser un competidor directo por el salón oval en la próxima contienda electoral presidencial.
El juego de la pelea política tiene al público en vilo. Faltan pocos días para un posible default, fecha en que el Tesoro tiene que reemitir nuevos bonos de deuda y pagar los anteriores vencidos. A la par, EE.UU. necesita urgente definir sus políticas presupuestarias del año que va corriendo.
La gran duda es si Boehner va a sucumbir, si se va a terminar peleando con sus colegas republicanos, si va a poder seguir haciéndole frente a Obama o si el Tea Party va a tomar las riendas. No sólo hay pelea contra el presidente. Dentro de los mismos republicanos también suenan las campanas de desacuerdo estos días, ante la gravedad de la crisis política.