La plana mayor de la dinastía de Arabia Saudita, se niega a dejar el poder, convirtiendo a esta poderosa monarquía en una gerontocracia en la que el rey Abdallah tiene, desde este jueves, un heredero de 78 años, con problemas de salud.
El príncipe Nayif fue designado heredero en sustitución del príncipe Sultan, fallecido el sábado a causa de un cáncer, y será el próximo rey del principal país aliado de Estados Unidos en Oriente Medio.
Finalizados los días de duelo nacional por la muerte de Sultan, el rey Abdallah firmó el decreto por el cual designa como nuevo heredero a quien hasta ahora (y desde 1975) se desempeña como Ministro del Interior y viceprimer ministro. La resolución la tomó el rey apoyado en el Leal Consejo de príncipes, una asamblea de hermanos, tíos, primos y sobrinos pertenecientes a la extensa dinastía Saud.
Considerado un hombre conservador, contrario a las reformas democráticas y reacio a los cambios políticos y sociales, el príncipe “mano de hierro” logró ganarse varios elogios de las potencias occidentales por las enérgicas medidas que adoptó, como ministro del Interior, contra las células extremistas islámicas en su país tras el 11-S.
Según analistas internacionales, el príncipe -hasta ahora considerado “el número tres” del Estado- nunca ocultó sus recelos hacia los Estados Unidos, y sólo le une con Washington su hostilidad hacia los chiítas que gobiernan Irán. Además, expresó públicamente opiniones a favor de restringir las libertades individuales y rechazó que las mujeres sauditas puedan conducir automóviles.
Pese a que hay príncipes mayores que Nayif, estos fueron excluidos de la sucesión por motivos no aclarados oficialmente, pero que hacen pensar en que su salud no es buena. “Es costumbre elegir al vástago de mayor edad, pero las circunstancias actuales obligaban a que el sucesor del rey tuviera experiencia en política nacional e internacional”, señaló el jefe del Centro de Estudios Estratégicos de Oriente Medio, Anuar Ashqi, a la agencia EFE.
Nacido en 1933, Nayif es uno de “los siete Sudayris”, los siete varones nacidos de la princesa Hassa bint Al-Sudayri, una de las esposas predilectas del rey Abdulaziz y famosa por su belleza. Tiene tres esposas y varios hijos, entre ellos, Mohammed, subsecretario de Asuntos de Seguridad, y Saud, embajador en España.
El poderoso clan Sudayri contó siempre con personajes influyentes en la vida nacional saudita, como el rey Fahd (fallecido en 2005), y los príncipes Salman (gobernador de Riad), Sultan (fallecido el sábado), Abdurrahman (viceministro de Defensa), Turki (excluido de cargos oficiales por aparentes diferencias familiares), Ahmad (viceministro del Interior) y el ahora heredero Nayif.
Nayif ya gobernó por extensos períodos en los últimos años, especialmente ejemplo durante las largas ausencias del rey Abdallah y del príncipe Sultan, que en varias oportunidades fueron trasladados al extranjero para ser operados de sus diversas dolencias.
Al parecer, no tendría escasa experiencia en asuntos de Gobierno, especialmente en una nación donde la dinastía lo maneja todo. “Nayif tuvo tiempo con la larga enfermedad de Abdallah, de actuar como príncipe heredero y ha actuado en nombre del rey”, asegura un ex diplomático. “Se ha familiarizado con la autoridad a todos los niveles”, agregó.
Se espera que, debido a la avanzada edad y los problemas de salud del rey (operado la semana pasada de la columna vertebral), probablemente el nuevo heredero asuma un rol más activo de inmediato, aunque tiene las mismas desventajas que sus hermanos: a sus casi 80 años, parece que también está enfermo de cáncer.
Desde 1953, el poder total de Arabia Saudita está en manos de los hijos del rey Abdulaziz bin Saud, que en 1932 fundó el reino y le dio su nombre. Hoy los pocos que sobreviven no bajan de los 60 años, por lo que la línea sucesoria se encuentra prácticamente plagada de príncipes ancianos y, la mayoría, enfermos.
La dinastía está compuesta por unos 25.000 miembros, de los cuales alrededor de 200 son príncipes influyentes en los ámbitos de política, economía, diplomacia, inteligencia, seguridad y religión. Otros miembros importantes de la familia real son Saud bin Faisal (ministro de Exteriores), Bandar bin Sultan (antiguo embajador en Washington), y Turki bin Faisal (jefe de los servicios de Inteligencia).
Con mano firme, los Saud convirtieron a Arabia Saudita en el principal aliado de Occidente en la región, y primer productor y exportador de petróleo en el mundo (posee la tercera parte de las reservas mundiales). De ahí procede la importancia mundial de sus decisiones y sanas relaciones familiares.
(*) Periodista, especial para Perfil.com