INTERNACIONAL

Enojos, cambios y millones detrás de la boda real; la última apuesta de la Corona Británica

A un mes del evento del año, los detalles del casamiento del príncipe Guillermo y Kate Middleton. El secreto mejor guardado. Galería de los preparativos. Galería de fotos

El Príncipe William y Kate Middleton.
| Cedoc

Poco a poco se van conociendo detalles de lo que la prensa europea ya bautizó "la boda del año": el casamiento del príncipe Guillermo y Kate Middleton. Será el acontecimiento social más grande en Gran Bretaña y dará un fuerte impulso al turismo y a la golpeada economía del país.

Por no ser el novio el heredero directo del trono, la boda no será tan pomposa y espectacular como la de sus padres, allá por 1981. Pero sí promete ser impresionante, como suelen ser desde tiempos inmemoriales los eventos de la Casa de Windsor. La familia real y la reina se muestran decididas a utilizar el evento para continuar con la "campaña" que desde hace años realizan para mejorar su imagen ante el pueblo y presentarse ante éste como una monarquía actualizada, cercana y útil para Gran Bretaña.

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Es por eso que varias publicaciones llegaron a comentar que la reina Isabel II de Inglaterra reprendió a su nieto por querer librarse de las tradiciones y llevar a cabo una boda austera y sencilla. Según especialistas en realeza, el gran disgusto de los preparativos lo tuvo la abuela de Guillermo al enterarse que el novio estaba tomando decisiones sin contar con su opinión, siendo que cualquier boda dinástica es organizada por la Corte bajo el mando de la soberana, quien al fin y al cabo es la jefa de la familia.

A un mes del gran evento, a pesar de que éste no despertó las febriles pasiones populares que rodearon otras bodas regias, muchos ya ven en Kate la figura perfecta para llevar la anticuada Corona Británica al siglo XXI. "La boda es la gran oportunidad para que la monarquía se vea a sí misma revitalizada con una imagen más joven y fresca", dice Richard Palmer, periodista especializado en realeza del Daily Express.

El periodista Stephen Bates, que cubre realeza para el diario The Guardian, por su parte coincide en que los novios dan una imagen refrescante: "William y Kate son una pareja carismática, especialmente él, quien ha hecho un buen papel en sus recientes visitas oficiales a Australia y Nueva Zelanda, donde proyectó simpatía, buen humor, modestia y comprensión. La llegada de Kate es sin duda revolucionaria para la realeza. En 300 años ningún heredero se ha salido de los rangos de la aristocracia o la realeza para escoger a su esposa. En cierta medida, está obligada a impulsar un cambio moderado con el que el pueblo pueda identificarse".

El evento planea ser la boda real más costosa de la historia británica: US$ 20 millones que saldrán de los impuestos que pagan los británicos y que, según las encuestas, debería ser asumido por la Corona. Para muchos ciudadanos, este es un evento privado. Sin embargo, los economistas calculan un costo más alto: US$ 8.000 millones, que se refieren a las pérdidas que traerán cuatro fines de semana con viernes festivo incluido, y que afectarán sobre todo las ventas en pequeños negocios.

La oficina de turismo de Londres, Visit London, prevé que al menos 600.000 personas visitarán la capital con motivo del enlace, pese a que aún hay hoteles disponibles para esos días. Según una estimación de la consultora Verdict, la boda debería aportar 705 millones de euros, 30 millones de los cuales procederán de la venta de souvenirs. Los pubs estarán autorizados a cerrar más tarde y en numerosos barrios se pidieron permisos especiales para organizar fiestas callejeras.

La policía británica está considerando medidas duras para evitar desórdenes durante el acontecimiento, en medio de los temores de que los anarquistas aprovechen para provocar disturbios como los del último fin de semana en Londres. Tal como informó la agencia Reuters, en varias redes sociales se invita a grupos anarquistas a interrumpir la boda. El comandante Bob Broadhurst, responsable de la operación policial del día de la boda y durante las Olimpíadas de Londres 2012, anunció que la policía está considerando expandir el uso de las detenciones y registros a fin de evitar la violencia.

Para conmemorar la fecha, el Royal Mail (correo británico) emitirá el 21 de abril una serie de sellos postales especiales con imágenes de Guillermo y la futura princesa tomadas por el fotógrafo Mario Testino.

Mientras tanto, florece la industria dedicada a souvenirs con la imagen de la pareja. Entre la memorabilia se encuentran una taza, un plato redondo de 20 centímetros y una cajita de porcelana con las iniciales grabadas (W & K), todo por un costo de US$ 160. Imanes para la heladera, kits de supervivencia, juguetes, muñecos de lana, ceniceros, cucharas, tazas, bolsitas de té, platos y camisetas escritas con la leyenda “William love Kate” son algunas de las cosas que pueden comprar los fanáticos de la pareja. La realeza británica es una marca muy vendida, y todos quieren un pedacito de ella a través de los artículos que están a la venta.

Según está programado el próximo 29 de abril Kate Middleton recorrerá por Londres por última vez como una simple ciudadana. El siguiente paseo lo hará en una carroza de cuentos, con su marido -el futuro 44º rey de Inglaterra- y convertida en princesa. El título de la nueva dama de la familia y futura reina será, con el vestido, el secreto mejor guardado de la fiesta. Existe la posibilidad de que Kate pase a llamarse "Princesa William de Gales" con el tratamiento de Alteza Real, aunque lo más seguro es que la reina Isabel conceda a su nieto un título para compartir con su mujer.

Históricamente, los hijos primogénitos de los Príncipes de Gales siempre recibieron algún título ducal, generalmente en el momento de su matrimonio. De ahí que, en lógica continuidad, Guillermo sea titulado Duque. Pero la pregunta que muchos expertos en la materia se plantean es qué Ducado concederle dadas las históricas connotaciones negativas que conllevan muchos de los más clásicos (Clarence, Cambridge, Connaugth, Cumberland, Sussex, etc). Expertos británicos piensan que al príncipe se le dará el Ducado de Cambridge (usado por última vez durante el reinado de Victoria I), mientras que otros opinan que será el Ducado de Kendal, un título que no se da desde 1784.

Antes de las 11 de la mañana de Londres, Kate Middleton (acompañada por su padre) saldrá de la residencia del príncipe de Gales, Clarence House, en un Rolls Royce Phantom, regalado a Isabel II en su 25º aniversario de reinado. Es el mismo auto, en el que viajaba el príncipe Carlos en diciembre, que fuera atacado por estudiantes universitarios en el marco de una protesta en Londres.

Una orquesta y dos coros -dirigidos por el organista y maestro del coro de la Abadía de Westminster, James O'Donnell- pondrán música a la ceremonia religiosa anglicana junto a siete trompeteros dirigidos por Duncan Stubbs. El arzobispo de Canterbury y primado de la Iglesia Anglicana, Rowan Williams, será el encargado de oficiar la boda, asistido por John Hall, deán de Westminster, y el reverendo Richard Chartres.

A su término, acompañados por la guardia real montada, Guillermo y Kate viajarán al Palacio de Buckingham en carroza abierta (Landauer) -en la que también viajaron Diana y Carlos el día de la boda (fotogalería histórica)- y que fue estrenada por Eduardo VII en su coronación, en 1902. El príncipe Harry (testigo del casamiento) y la hermana de Kate, Philippa (principal dama de honor) viajarán en otras dos Landauer junto con las otras damas. En otras dos carrozas viajarán el príncipe Carlos y su mujer, Camilla, junto a los padres de Kate, y la reina y su esposo, respectivamente.

El cortejo nupcial pasará por la Plaza del Parlamento, Withehall -sede del Gobierno y los ministerios- la Horse Guard Parade, The Mall, rodeará la gran estatua de la Reina Victoria y llegará ante la entrada principal del Palacio de Buckingham, desde donde la pareja saludará a la multitud y donde se realizarán los banquetes.

Sólo 600 de los 1.900 invitados (entre ellos los miembros de la realeza extranjera) disfrutarán de una recepción con canapés y champán preparados por el chef real, Mark Flanagan, cuyo equipo de 21 personas acostumbra a preparar la comida diariamente a la reina y a los 550 empleados de palacio.

Un total de 19 salones (entre ellos los salones blanco y azul, la Sala de Música y la Sala de banquetes de Estado, todas en el ala oeste de la residencia real) están siendo acondicionados para la ocasión. En la enorme galería de arte, que exhibe obras de Rembrandt, Canaletto, Rubens o Tiziano, se colocará el espectacular pastel de boda que preparará la pastelera Fiorna Cairn, de varios pisos y decorado con flores de azúcar representativas de todo el Reino Unido: la rosa de Inglaterra, el cardo de Escocia, el narciso de Gales y el trébol de Irlanda.

(*) Especial para Perfil.com.