“Un infierno”. Así parece haberse convertido el Congreso brasileño, luego de los escándalos desatados por las denuncias de corrupción contra el presidente del Senado, José Sarney, que ya viene recibiendo presiones de sus pares para que renuncie, en medio de un malestar social, con violentas protestas incluidas, que piden su dimisión.
El senador brasileño Pedro Simón fue el que usó tan fuertes palabras. "Esta Casa es peor que un infierno, sin haber muerto ya estamos viviendo el infierno en el Senado", señaló hoy, refiriéndose a Sarney, a quien le pidió que renuncie antes de que la situación empeore y debilite aún más la imagen del Legislativo.
Sarney, ex presidente de Brasil (1985-90), debió anular en julio cientos de decisiones aprobadas secretamente por el Senado, forzado por la crítica constante de la prensa contra una crisis en la cámara alta, centrada en acusaciones de excesos e irregularidades en el uso de dinero público, informó la agencia AFP.
Entre otras, pesan contra Sarney (aliado clave del gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva) acusaciones de favorecer a sus familiares con puestos en el Senado, participar en las decisiones secretas ahora anuladas y haber encauzado hacia empresas de su familia una cuantiosa donación de la estatal Petrobras.
El domingo, el diario Folha de Sao Paulo divulgó una encuesta que mostraba que el 74% de los brasileños es partidario de que Sarney renuncie al cargo provisional o definitivamente por las acusaciones de corrupción formuladas contra él.
El jueves pasado, una decena de estudiantes habían sido detenidos en el Congreso, cuando realizaban una protesta reclamando la renuncia de Sarney, tras la sucesión de escándalos de abuso de dinero público y nepotismo de los que viene siendo acusado el ex presidente brasilero y actual titular del Senado.
El pasado 16 de julio unos 15 manifestantes realizaron otra protesta sorpresiva usando camisetas con letras formando la frase "Fuera Sarney". Un par de ellos llevaban cajas con pizzas para entregar a senadores, en alusión a que las investigaciones de escándalos acaban como se dice popularmente en Brasil, en 'pizza' (fiasco), pero acabaron expulsados por agentes de la policía.