Washington - Ricardo Sanchez, el que fuera la máxima autoridad militar estadounidense en Irak, ha sido criticado por su labor al frente de las fuerzas armadas en el país árabe, pero ahora, ya en el retiro, señala a la Casa Blanca como responsable de mala gestión del conflicto.
A Sanchez se le acusó de fracasar en el combate de la insurgencia, que se afianzó durante su mandato entre junio de 2003 y junio de 2004. Además, también ensombrecen su hoja de servicio los abusos de la cárcel de Abu Ghoreib, que desembocaron en un escándalo.
Sin embargo, ahora el retirado teniente general está contraatacando. Ayer, Sanchez fue el principal orador en una conferencia de periodistas y editores militares, y sin perder tiempo criticó a la Casa Blanca por el mal manejo de la guerra y a los medios por cubrirla según la agenda.
Sanchez acusó al gobierno del presidente George W. Bush de no planear adecuadamente la era post-Saddam Hussein y por no dedicar suficientes recursos para lidiar con los problemas políticos y económicos que han afectado al país durante los últimos cinco años.
Evitó nombrar a Bush, y en vez de ello acusó a los más altos líderes políticos de ser incapaces de cumplir con su deber, incluidos los máximos asesores de política exterior de Bush en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC).
"Nuestro Consejo de Seguridad Nacional ha sido un fracaso", dijo Sanchez, y agregó que fue incapaz de manejar los desacuerdos entre el Departamento de Estado y el Pentágono para asegurar un tratamiento coherente de la cuestión.
La Casa Blanca evitó responder directamente a las acusaciones de Sanchez, y sólo señaló que estaba centrada en el futuro de Irak y se basa en los recientes avances tras el aumento de tropas decretado por Bush. "Apreciamos su servicio al país", dijo la portavoz de NSC Kate Starr. "Como dijeron el general (David) Petraeus y el embajador (Ryan) Crocker, aún hay trabajo por hacer pero hay avances en Irak y estamos centrados en ello ahora".
Sanchez, quien dijo estar hablando con franqueza sobre sus ideas por su aprecio hacia los hombres y mujeres que sirvieron, fueron heridos o perdieron la vida, se negó a responder la pregunta de si la decisión de Bush de invadir en marzo de 2003 fue un error. Calificó la pregunta de "inútil e irrelevante".
El general de Texas dirigió gran parte de su frustración contra los medios por fallar al público estadounidense. Acusó a los periodistas de comportamiento "poco ético" por colocar mayor énfasis en la autopromoción y buscar poner sus historias en la "primera plana" a costa de la verdad.
Destacó que los medios lo describieron falsamente como "un tanto torpe", un "mentiroso" y "torturador" en alusión al escándalo de Abu Ghoreib.
Sanchez, quien no fue castigado por el caso, señaló que las acusaciones estuvieron dirigidas a difamar la cadena de mando sin fundamento. "Esa es la peor manifestación de periodismo", subrayó, y señaló que los corresponsales voluntariamente se dejaron manipular por altos funcionarios de la administración Bush, lo cual calificó de "flaco favor a Estados Unidos".
Sanchez no citó ejemplos específicos de informaciones inexactas ni nombró publicaciones. No obstante, señaló a los periodistas: hubo "un peligroso cambio de vuestro sagrado deber de informar al público".
Tras su discurso, Sanchez habló con varios periodistas y admitió ser parcialmente responsable de "errores cometidos" cuando empeoró la situación en Irak. También reconoció que no supo reconocer suficientemente la complejidad de los problemas políticos y económicos que enfrentaba Irak.