La Habana- Al presidente cubano Fidel Castro le bastaron cinco minutos en la televisión para demostrar a seguidores y enemigos que está vivo y mejorando, pero también para recordarles que su recuperación será prolongada y no exenta de riesgos.
"Vengo diciéndolo hace rato, que la recuperación sería prolongada y no exenta de riesgos", dijo el mandatario en una sorpresiva aparición televisiva la tarde del sábado, con el marcado objetivo de desvirtuar rumores y versiones sobre un supuesto agravamiento de su salud, e incluso, una muerte ocultada.
"Ahora, cuando nuestros enemigos prematuramente me han declarado moribundo o muerto, me complace enviar a mis compatriotas y a los amigos en el mundo este pequeño material fílmico", dijo Castro, mostrando los periódicos del día y leyendo sus titulares.
Castro fue sometido a una complicada cirugía intestinal el 27 de julio pasado para detener una crisis de sangrados que, según explicó él mismo, fueron causados por el estrés que significó un viaje a Argentina y la participación el 26 de julio en actos en dos provincias cubanas del este.
La noticia se conoció cuando el 31 de julio emitió una proclama, transfiriendo de manera provisional sus poderes a su hermano Raúl, sucesor constitucional.
Desde entonces hasta el 18 de septiembre, Castro emitió cuatro mensajes escritos y algunos videos y fotos, que lo mostraron sumamente delgado - perdió casi 19 kilos- y fue muy cauto al hacer pronósticos sobre su salud, que declaró "Secreto de Estado".
Pero los 40 días de ausencia mediática transcurridos se levantó una ola de rumores, versiones y comentarios sobre su salud, que causaron inquietud entre los cubanos, aunque algunos dirigentes aseguraban públicamente que mejoraba.
"Que bueno que lo vimos, yo estaba muy preocupada. Mire, no está como antes, pero le veo mejor", dijo Rosa González, de 53 años, que este domingo acudió temprano al agromercado de la Plaza del Cerro.
La aparición televisiva de Castro es el tema del día entre los habitantes de la isla y sus medios, y aunque la mayoría evita hacer declaraciones públicas, el intercambio de opinión personal es inevitable entre gente por naturaleza extrovertida.
"Yo lo vi mejor, es la verdad, ya no está tan flaco como en las fotos, pero no creo que esté listo para asumir el 2 de diciembre", decía un hombre de unos 40 años a su vecino de parada de ómnibus en la Vía Blanca.
Castro, quien cumplió el 13 de agosto los 80 años en medio de la convalecencia, transfirió algunas celebraciones previstas por su cumpleaños para el 2 de diciembre, 50 aniversario de su desembarco del yate Granma e inicio de la lucha guerrillera en la Sierra Maestra.
Para ese día están previstos un coloquio internacional y un megaconcierto, organizados por la Fundación Guayasamín por el 80 cumpleaños, así como un desfile militar, primero en 10 años.
"Ahora vamos a ver qué dicen, ahora tendrán que resucitarme, ¿no?", dijo Castro con ironía en referencia a las versiones sobre la gravedad de su enfermedad. "Yo no me he preocupado, no tengo ningún temor a lo que ocurra", añadió de todas formas.
El mandatario informó que ve noticias por la televisión, participa en algunas decisiones de Estado y que hace "todo lo posible por apoyar a los compañeros, ser útil".
"Y me siento satisfecho", indicó.
Aunque reafirmó que está "siempre luchando por algo, ¡y luchando con optimismo!", algunos de sus partidarios y admiradores reconocen que la imagen de este hombre dista de la del incansable estadista que en uniforme verde oliva de campaña aparecía en cualquier lugar, a cualquier hora del día.
A la pregunta si algún volverá a ocupar todos sus cargos y funciones, muchos cubanos responden con un lacónico "¿quién sabe?"