En el tercer día de su histórica visita a Colombia, el papa Francisco protagonizó ayer el acto más simbólico y emotivo de la gira: compartió un encuentro de oración por la reconciliación nacional junto a víctimas y victimarios del conflicto armado que asoló al país durante cinco décadas. “Todos son víctimas, de un lado y del otro, inocentes o culpables, pero todos víctimas”, sostuvo el Pontífice, quien jugó un importante rol en la promoción de las negociaciones de paz entre el gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
Antes de la llegada del Papa, el Vaticano había puesto énfasis en que esta era una “visita pastoral” en la que no habría espacio para reuniones ni compromisos políticos. Por eso Francisco no recibió a representantes del Secretariado de las FARC ni a dirigentes de la oposición colombiana. Sin embargo, fiel a su costumbre, el Pontífice no esquivó el bulto a la hora de dar definiciones sobre el proceso de paz. “El odio no tiene la última palabra –expresó–. Hay que romper la cadena de la violencia y la muerte, y eso solo es posible con el perdón y con una reconciliación concreta”.
El acto de ayer tuvo lugar en el municipio de Villavicencio, capital del departamento de Meta y faro urbano de los Llanos Orientales colombianos, una de las zonas del país más castigadas por el conflicto entre la guerrilla, los paramilitares y las Fuerzas Armadas. La oración papal estuvo precedida por los discursos de cuatro víctimas y victimarios de la violencia en el país caribeño: un ex miembro de las FARC, una ex integrante de la organización paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia y dos ciudadanos que sufrieron la actividad criminal ejercida por dichos grupos.
Los cuatro habían sido cuidadosamente preseleccionados por las autoridades colombianas. Todos ellos eran exponentes de historias de superación personal, trabajo comunitario y opción por el perdón y la reconciliación. Francisco siguió cada uno de sus discursos con la mirada atenta y asintiendo con la cabeza. Se lo vio especialmente conmovido al escuchar a una señora mayor, Pastora, cuyo padre, esposo, hija e hijo fueron asesinados durante el conflicto. “Esta tierra fue regada por sangre de miles de inocentes –lamentó el Papa–. Desearía llorar junto a ustedes”.
Luego se refirió directamente a quienes integraron los grupos armados ilegales. “Hay esperanza para quien hizo el mal. Es cierto que la Justicia debe cumplirse para sanar a la sociedad lacerada. Y resulta difícil aceptar el cambio de quienes apelaron a la violencia cruel para difundir sus ideas o proteger sus negocios. Pero debemos asumir el reto de dar un paso hacia adelante para perdonar”.
Multitud. Antes de encabezar el “Gran Encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional”, Francisco había oficiado una masiva misa ante unas 600 mil personas en Catama, también en Villavicencio, en la que fue agasagado por representantes de los pueblos originarios colombianos. En plena eucaristía, aseveró que “el recurso de la reconciliación no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia” y alentó a “que algunos se animen a dar el primer paso”.
La visita y las palabras de Francisco sobre el proceso de paz constituyen un claro espaldarazo a Santos, en momentos en que la oposición colombiana, y especialmente el sector liderado por el ex presidente Alvaro Uribe, ayer mentor y hoy acérrimo crítico del actual mandatario colombiano, cuestiona las negociaciones hechas con las FARC y sostiene que las mismas derivarán en impunidad judicial y recrudecimiento de la violencia.
Plegaria por el desastre en México
En medio de su gira por Colombia, el papa Francisco expresó su acompañamiento a las víctimas del letal terremoto que sacudió ayer a México y del huracán Irma en el Caribe. “Deseo manifestar mi cercanía espiritual a todos los que sufren las consecuencias del terremoto que ha azotado a México –dijo el Pontífice al término de una multitudinaria misa en el municipio de Villavicencio, en la que estuvieron presentes unos 600 mil fieles católicos–. Mi oración por los que han perdido la vida y también por sus familias”. Francisco dijo además que sigue “de cerca” lo que ocurre con el huracán Irma, que ha dejado a su paso por el Caribe “cuantiosas víctimas y miles de desplazados”, según sus propias palabras. “Los tengo en mi corazón y rezo por ellos”, dijo el Papa, cuyo itinerario colombiano proseguirá hoy con una visita a la ciudad de Medellín, donde sostendrá un encuentro con sacerdotes, religiosas, consagrados y seminaristas.