Durante la ceremonia del jueves santo el papa Francisco lavó los pies a 12 personas, tres mujeres y ocho varones, once de ellos refugiados de varias nacionalidades que han pedido asilo a Italia. La celebración se realizó en el centro para migrantes de Castelnovo di Porto, cerca de Roma. Un gesto para sensibilizar a Europa sobre el dramático flujo sin precedentes de migrantes que huyen de las guerras y el hambre de África y Oriente Medio.
En este pequeño pueblo al norte de Roma, se encuentra un centro que aloja a más de 800 refugiados y solicitantes de asilo de 25 países, entre ellos numerosos musulmanes. Entre los seleccionados figuraba una mujer eritrea, vestida de blanco con velo y cuatro nigerianos, muy emocionados, ante los cuales el papa se arrodilló para lavar a cada uno los pies, para sucesivamente secarlos y besarlos.
Desde que fue elegido pontífice en el 2013, Francisco, decidió salir del Vaticano para lavar los pies a detenidos, mujeres y personas de todas las religiones. El gesto del pontífice argentino, hijo de inmigrantes italianos, hace parte de los llamados que lanza desde hace meses a los países europeos para que abran sus fronteras a los refugiados.
"Aquí todos somos hermanos y todos decimos: 'somos distintos, tenemos diferentes culturas y religiones, pero somos hermanos y queremos vivir en paz'", agregó. Más de un millón de migrantes llegaron a Europa desde enero de 2015, provocando la peor crisis migratoria en Europa desde 1945.
A su vez, el Sumo Pontífice acusó a los "traficantes de armas" de estar detrás de los atentados yihadistas del martes de Bruselas durante la misa del Jueves Santo celebrada . "Detrás de ese gesto están los traficantes de armas, que quieren sangre, no la paz, que quieren la guerra y no la fraternidad", dijo el papa al referirse a los atentados que costaron la vida a 31 personas y dejaron 300 heridos.