Agencias
Un papado lleno de gestos que repercuten con fuerza dentro de la Iglesia: desde el mismo 13 de marzo de 2013, momento en que Jorge Bergoglio empezó a ser Francisco, su pontificado estuvo regido por mostrar una actitud más austera y concebir su pontificado más desde el valor social del mensaje cristiano que en el cuestionamiento de algunos dogmas y preceptos filosóficos. Pese a su ola de popularidad en todo el mundo, aún tiene por delante desafíos pendientes, como la erradicación de curas pedófilos de la Iglesia y el combate contra la corrupción en el Vaticano.
En la víspera de su tercer aniversario, cenó ayer con indigentes en la iglesia de San Lorenzo en Piscibus, a metros de la plaza de San Pedro del Vaticano, un festejo con personas en situación de calle, dentro del contexto de la maratón de oración a la que llamó el Sumo Pontífice.
Una iniciativa que incluyó la participación activa de distintos grupos de jóvenes, “La iniciativa tiene por finalidad confiar en Jesús, el papado y la vida del Santo Padre como él mismo nos pide en cada ocasión: ‘Recen por mí’. Esta es nuestra respuesta del corazón”, aseguraron en la convocatoria.
Transformaciones. Este cambio de estilo sin duda perturba a los poderes constituidos en la organización eclesiástica. Sin embargo, la agenda de Francisco cuenta con algunos asuntos pendientes de resolución y que marcarán la verdadera relevancia histórica de su pontificado.
Aún quedan asuntos por resolver, como la lucha contra la pederastia y la reforma de la Curia. Hace unos días el cardenal George Pell, elegido por Francisco para ser el ministro de las Finanzas vaticanas, testificaba ante la comisión que se ocupa de los abusos sexuales por parte de curas en Australia y admitía que se encubrieron casos cuando era arzobispo de Melburne.
La pasada semana también estalló el caso de las sospechas por parte de la justicia francesa de que el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, encubrió al sacerdote Bernard Preynat, de 71 años, inculpado el pasado 27 de enero tras haber reconocido los abusos de tres boys scouts, cometidos entre 1986 y 1991.
Franciso promovió una serie de cambios. Pero su posición respecto de los estamentos más involucrados con los temas cuestionables sigue siendo objeto de polémicas.
Gestos y hechos. Para agilizar las causas, el pasado 10 de junio Francisco había aprobado un nuevo procedimiento para juzgar a los obispos que
cometan delitos de abuso de poder, como las responsabilidades en los casos de pederastia, y que fuera competencia de una nueva sección de la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Francisco y la conocida como C9, la comisión de cardenales creada el 13 de abril de 2013, continúan trabajando para elaborar una nueva Constitución que reforme el funcionamiento de la Curia y se ha reunido en trece ocasiones en todo este tiempo.
El Papa se mostró activo en cuestiones sociales y políticas —es constante su apelación al cuidado del medioambiente— pero aún conserva un amplio margen de acción.
Hace justo un año, el estadounidense Robert Maloney, publicaba en la revista America Magazine una carta abierta al Papa con una serie de “tareas pendientes”.
Otras peticiones eran cambiar el método de organización de los sínodos, fortalecer el poder de las Conferencias Episcopales, hacer de la unidad de los cristianos una prioridad y trabajar para que la Iglesia sea, cada vez más, la defensora de los pobres.