En estos días saldrá una nueva biografía de Mahatma Gandhi que probablemente escandalizará a muchos.
El ganador del Pulitzer Joseph Lelyveld plantea en su nuevo libro, "Great Soul", que al lider pacifista indio no lo excitaban las mujeres desnudas y estuvo perdidamente enamorado de otro hombre.
Según informó ayer el diario estadounidense Wall Street Journal, el texto plantea que Gandhi "era el arquetipo del intelecutal progresista del siglo XX: profesaba su amor por la humanidad como concepto pero, en realidad, despreciaba al ser humano como individuo".
Entre las revelaciones más sorprendentes del libro, están algunas frases que Gandhi le habría dedicado a Hermann Kallenbach, un arquitecto y fisicoculturista judio-alemán.
"Tu retrato (el único) reposa sobre la repisa de mi dormitorio", escribió Gandhi. "La repisa está justo enfrente a la cama". Según indica el WSJ, las telas de algodón y la Vaselina eran para el indio un "recordatorio constante" de Kallenbach, que para Lelyveld podría relacionarse con los enemas que Gandhi se suministraba a sí mismo.
En otro fragmento del libro, el pacifista le escribe a su amigo alemán: "Tomaste completamente posesión de mi cuerpo. Esto es una esclavitud vengativa". Según el autor, Gandhi se había rebautizado "Cámara Alta" y a Kallenbach le decía la "Cámara Baja", y le había hecho prometer al fisicoculturista que no "mirara a ninguna mujer con lujuria".
El indío, según la investigación de Lelyveld, habría abandonado a su mujer en 1908 por Kallenbach y esa relación se habría mantenido hasta 1914, interrumpida por la Primera Guerra Mundial. Sin embargo, el celibato que imponía Gandhi a los suyos (incluso cuando estaban casados) y otras palabras dedicadas al alemán muchos años después, sugieren que no habría concebido otra forma de amar.
"No puedo imaginar algo tan feo como las relaciones entre hombres y mujeres", afirmó.