Juan Guaidó cumplió ayer dos meses como “presidente encargado” de Venezuela en la cúspide de su popularidad, pero sin haber logrado uno de los objetivos centrales que se propuso al autoproclamarse: quebrar el sólido apoyo de los militares al gobierno de Nicolás Maduro.
El joven titular de la Asamblea Nacional ha logrado cohesionar a una oposición gravemente dividida hasta entonces y obtuvo el reconocimiento de gran parte de la comunidad internacional, incluyendo a Estados Unidos y a la mayoría de sus vecinos, para que gestione una transición pacífica que culmine con nuevas elecciones.
A inicios de marzo tenía una aprobación del 61%, frente al 14% de Maduro, según la encuestadora Datanálisis.
Estos días, mientras el régimen chavista endurece su represión selectiva contra dirigentes y diputados alineados con su proclamación, Guaidó recorre el país en el marco de la llamada Operación Libertad, con multitudinarias concentraciones populares en varias ciudades. Ayer fue el turno de Barcelona, en el noreste del país. El objetivo declarado es una gran movilización nacional que converja sobre el palacio presidencial de Miraflores, en Caracas, en una fecha a definir. “Convocaremos a la fase máxima de presión popular”, anticipó el viernes.
Militares. “Un escenario como el actual era inimaginable en 2018”, dice el internacionalista Mariano de Alba, sobre lo cerca que algunos perciben un cambio de gobierno.
Sin embargo, aunque sigue debilitándose, Maduro “ha logrado mantener una cohesión sorprendente en un escenario tan adverso”, agrega De Alba.
Las Fuerzas Armadas, con amplio poder político y económico, le han reiterado “lealtad absoluta”, ignorando los llamados de Washington y Guaidó para que le den la espalda a cambio de amnistías y levantamiento de sanciones.
Además, Maduro ha hecho valer su alianza con Rusia y China –principales acreedores del país con las mayores reservas petroleras del mundo–, que han asumido su defensa en foros como el Consejo de Seguridad de la ONU.
En todas sus intervenciones, Guaidó llama a los militares a abandonar a Maduro, pero el quiebre no ha ocurrido “porque no se ha generado una oferta creíble que permita a la élite militar tener confianza en que puede abrirse un cambio” sin que eso implique su “destrucción”, opina el presidente de Datanálisis, Luis Vicente León.
Para este experto, la expectativa de que Maduro solo saldría con una invasión puede llevar a los opositores a desechar posibles negociaciones para “provocar la fractura”, un escenario impopular pero “siempre necesario” para resolver conflictos.
Guaidó buscó el quiebre militar el 23 de febrero, cuando intentó ingresar donaciones de Estados Unidos en alimentos e insumos médicos por la frontera con Colombia, y el gobierno chavista se lo impidió alegando que era la excusa para una intervención militar.
Deterioro. En este complejo ambiente, Venezuela se encamina a un mayor deterioro económico. El 28 de abril entrará en vigor un embargo petrolero de Estados Unidos, destino del 50% de la decadente producción del país, que obtiene 96% de sus ingresos del crudo.
“La situación económica se va a agravar muchísimo y la ciudadanía experimentará un deterioro sustancial de su calidad de vida”, advierte De Alba, quien también anticipa un aumento de la “represión”.
Para León, el tiempo juega en contra de Maduro con peligro de “explosión social” e intervención a medida que se acerca la campaña presidencial estadounidense.
Pero para Guaidó el paso del tiempo también es riesgoso, pues “mientras más se deteriore el país sin resolver el cambio de gobierno, las sanciones serán relacionadas con la crisis y la paciencia se agotará”, advierte el analista.
Cuba niega estar entrenando a la policía secreta venezolana
Cuba “reafirmó” ayer su apoyo al gobierno de Nicolás Maduro y “a la unión cívico-militar del pueblo bolivariano y chavista”, aunque rechazó “categóricamente” que tenga presencia militar en ese país, como acusan la oposición y Estados Unidos.
“Tales acusaciones son burdas mentiras que forman parte de una feroz campaña de propaganda macartista desplegada por el gobierno de Estados Unidos”, expuso el canciller cubano, Bruno Rodríguez, en un mensaje en Twitter.
Según Rodríguez, “Cuba y Venezuela mantienen una relación de respeto mutuo y de verdadera solidaridad, sin intervención en los asuntos internos y sin subordinación política”.
El jefe de la diplomacia cubana agregó que la isla sí tiene en Venezuela a “más de 20 mil colaboradores de Cuba que prestan ayuda a la nación bolivariana, entre ellos médicos y maestros”.
Pence. En un artículo publicado el viernes en el diario El Nuevo Herald de Miami, vocero del exilio cubano, el vicepresidente norteamericano, Mike Pence, reafirmó las acusaciones contra el régimen castrista. “La inteligencia y los militares cubanos siguen entrenando, apoyando y equipando a la policía secreta de Venezuela para que hostigue a los manifestantes y silencie a la oposición”, escribió Pence.
Por su parte, Hugo Carvajal, un ex mayor del ejército venezolano que llegó a ser jefe del servicio de inteligencia militar durante siete años, hasta la muerte de Hugo Chávez, aseguró que agentes cubanos actúan en su país. Esos agentes operan “entrenando, apoyando y equipando a la policía secreta de Venezuela para que hostigue a los manifestantes y silencie a la oposición”, tuiteó Carvajal.