El emperador de Japón Akihito y su esposa Michiko visitaron el estadio Budokan de Tokyo, convertido en refugio temporal para unas 300 víctimas del sismo del 11 de marzo pasado que devastó el noreste del país y dejó al menos 11.000 muertos. Los emperadores, vestidos informalmente, charlaron con los refugiados, les expresaron su apoyo y les pidieron que mantengan la calma mientras el país intenta recuperarse de la crisis sísmica y nuclear.