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el hombre que encerr y viol a su hija durante 24 aos

Josef Fritzl, el “Monstruo de Austria”, había amenazado a sus víctimas con envenenarlas si intentaban algo

La policía austríaca intenta determinar si tenía un dispositivo de liberación de gases en el sótano. Lo que revela la investigación.

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| AFP

La investigación sobre el austriaco Josef Fritzl revela a un individuo meticuloso y manipulador que no dejó nada de lado para prolongar el calvario de sus víctimas, llegando a amenazarlas con asfixiarlas con gas si intentaban algo contra él.

La policía trataba de determinar el jueves si existía un dispositivo de liberación de gases asfixiantes en el sótano de la casa de Amstetten (a 100 km de Viena) en el cual Fritzl encerró durante 24 años y violó a su hija Elisabeth, que en ese período dio a luz a siete hijos, uno de los cuales falleció.

"Estamos verificando si realmente podía introducirse gas (en el sótano)", dijo el portavoz de la policía anticriminal, Helmut Greiner. Josef Fritzl dijo en sus primeras declaraciones que tenía previsto matar de esa manera a sus cautivos en caso de que intentaran algo contra él.

Seis expertos y técnicos de la policía efectuaron verificaciones en el sótano de 60 metros cuadrados transformado prácticamente en un refugio antiatómico por el propio secuestrador, para saber si éste podía cumplir sus amenazas. También buscaban determinar si el dispositivo electrónico de la puerta del refugio estaba programado para abrirse al cabo de cierto tiempo y permitir a los cautivos salir del subterráneo si su captor moría, como afirmó Fritzl.

La policía austríaca anunció ayer que quiere interrogar a unas cien personas que al parecer vivieron en el edificio en los 24 años que duró el calvario de Elisabeth Fritzl. Uno de los inquilinos declaró al periódico Die Presse que había pagado, sin saberlo, la factura de electricidad del sótano.

"Si hubiera pensado un poco más, hasta esclarecer totalmente el misterio de la factura elevada de electricidad, quizás hubiéramos podido encontrar este escondite mucho antes", reconoció Sepp Leitner. También encontró ahora una explicación a los ladridos de su perro cada vez que estaba en la entrada del sótano, cuyo acceso estaba prohibido a los inquilinos.

"Creíamos que era porque estaba contento de salir", añadió Leitner. Los investigadores deberán esperar un tiempo antes de obtener testimonios directos de las víctimas -Elisabeth, de 42 años, tres niños que permanecían cautivos junto a ella y otros tres que habían sido adoptados por Josef Fritzl y su esposa Rosemarie- a causa de su estado físico.

Fritzl "bajaba todos los días a las siete de la mañana al sótano, diciendo que hacía planos de maquinaria para empresas", contó Christine R., hermana menor de Rosemarie, al diario Osterreich. Christine R. confirmó además que su cuñado había sido condenado por violación a fines de los años 60 (la sentencia está actualmente borrada de su prontuario) y que tenía "cuatro hijos ilegítimos".

La hija mayor nacida de la relación incestuosa, Kerstin, de 19 años, permanece en estado crítico en otro hospital de Amstetten. Su hospitalización permitió descubrir la tenebrosa situación de toda la familia.

Josef Fritzl, de 73 años, fue trasladado el lunes a la prisión de Sankt-Polten y aislado de los demás reclusos, por su propia seguridad. El director de la cárcel, Gunther Morwald, recordó que los acusados de incesto o de violencias contra niños "se sitúan abajo de todo en la jerarquía de los detenidos y son particularmente amenazados". Fritzl, detenido el domingo, confesó el lunes sus crímenes antes de optar por el silencio, bajo los consejos de su abogado.