afp
Nairobi
Mujaidines somalíes detuvieron ayer un autobús que circulaba por Mandera, ciudad keniota en la frontera con Somalia, en el que viajaban unas sesenta personas. Pidieron a los no musulmanes que se identificaran y, sin mediar palabra, los asesinaron uno por uno, en venganza por el cierre de cuatro mezquitas en Mombasa, otra ciudad de Kenia.
“Los mujaidines llevaron a cabo con éxito una operación cerca de Mandera, que resultó en la muerte de 28 cruzados, una revancha por el crimen cometido contra nuestros hermanos en Mombasa”, dijo Ali Mohamud Rage, un portavoz de los shebab, como se conoce a los terroristas islámicos somalíes.
“Había unos sesenta pasajeros en el autobús. Los milicianos les tendieron una emboscada a unos ocho kilómetros de la salida de Mandera”, confirmó Noah Mwavinda, jefe policial de la región, que agregó que los agresores huyeron hacia Somalia. La Cruz Roja de Kenia confirmó la cifra de 28 muertos y advirtió que aún hay algunos pasajeros desaparecidos.
Desde que en 2011 Kenia envió tropas a luchar contra los shebab en el sur de Somalia, el país ha sufrido varios ataques de este grupo, en las regiones cercanas a la frontera somalí.