INTERNACIONAL

La hija de Mandela, embajadora en Argentina, partió hacia Sudáfrica

Zenani Dlamini viajó tras la muerte de su padre. Quién es esta diplomática de 53 años que elige no llevar el apellido paterno.

Boudou junto a Zenani, a la derecha, durante un encuentro entre funcionarios de ambos países en el Senado argentino, en agosto pasado.
| Télam

Zenani Dlamini, de 53 años, es embajadora de Sudáfrica en la Argentina desde 2012. Y es la anteúltima de las hijas que tuvo Nelson Mandela, quien siguió sus pasos y sin embargo elige no usar el su apellido, uno de los más importantes de la historia del siglo XX. Ayer, apenas se conoció la muerte del Premio Nobel de la Paz, viajó a su país para despedirse de él.

“No mucha gente tiene tu experiencia, la de haber estado en la cárcel antes de nacer”, le dijo su padre alguna vez. Es que estuvo detenida en la panza de su madre Winnie Madikileza, segunda esposa de Mandela, que era trabajadora social y activista política y que fue sido apresada en una protesta poco tiempo antes de parir y luego fue trasladada a una prisión de Soweto en 1959.

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Zenani se formó en Ciencias Económicas de la Universidad de Boston y tuvo cuatro hijos. En 2012 hizo su debut en la política, convirtiéndose en embajadora de Sudáfrica en Argentina, y está instalada por ello en nuetro país.

Estuvo casada con el príncipe Thumbumuzi Dlamini, de Suazilandia, un pequeño estado soberano sin salida al mar ubicado en África del Sur, cuya forma de gobierno es una monarquía absolutista. Se divorció del monarca hace 11 años pero aún conserva el título de princesa real.

Junto a él tuvo a sus cuatro hijos Zaziwe Manaway, de 36 años, Zamaswazi, de 34, y Zinhle, de 33 y Zozuko, de 21.

Cuando ella tenía cinco años, Nelson Mandela fue arrestado tras vivir huyendo durante varios meses, y reducido a prisión en el fuerte de Johannesburgo. No lo volvería ver por más de una década. Recién cuando cumplió 16 años pudo empezar a ir a visitarlo a la cárcel.

El 16 de octubre pasado, Zenani participó de un homenaje a su padre en el Congreso de la Nación en Buenos Aires. Por entonces, recordó: “Mi padre contaba que cuando caminaba por el pasillo hacia la libertad, tras 27 años en la cárcel, sabía de debía dejar el odio atrás porque de lo contrario seguiría estando en una prisión”.