Casi un año y medio después de la catástrofe que golpeó a Japón, se reabrió para el público la primera playa en la prefectura de Fukushima.
Las autoridades aseguran que no hay nada en contra de la diversión en las aguas próximas a la central nuclear destruida tras el terremoto y el tsunami. Sin embargo, a muchos les da miedo y hay numerosas iniciativas ciudadanas que han hecho sonar las alarmas.
Los niños chapotean con sus coloridos flotadores y juegan con las olas. Los mayores se han tumbado en la arena y toman sol. Debería ser la imagen de un típico día de verano, pero esta composición idílica no se da, ya que no hay nadie en la playa, donde en un cartel a la entrada se lee: "Bienvenido a Fukushima". Tan sólo 65 kilómetros al norte se encuentra la central nuclear japonesa, en la que tras el terremoto y el tsunami de hace 16 meses se fundieron tres reactores provocando el miedo y el temor en el país y en todo el mundo.