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dejaron 21 muertos

Las protestas en Irán enfrentaron a Jamenei y Rohani

El Líder Supremo de la Revolución Islámica acusó a los “enemigos” de Teherán de organizar las manifestaciones. Para el presidente, en cambio, la situación es una “oportunidad” para impulsar reformas económicas y políticas.

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Dos hombres en pugna. Alí Jamenei (sentado al centro) y Hasan Rohani (de pie) evidenciaron su discrepancia sobre las manifestaciones. Estilos contrapuestos. | Cedoc Perfil
Miles de manifestantes pro gobierno expresaron ayer su apoyo al Líder Supremo de la Revolución Islámica, el ayatolá Alí Jamenei, que culpó a “los enemigos” de Irán por las protestas que dejaron 21 muertos y mil detenidos. La más alta autoridad política y religiosa expresó la visión del ala dura de Teherán, que acusa a Estados Unidos, Israel y Arabia Saudita por las manifestaciones. En cambio, el presidente Hasan Rohani dijo que las protestas eran “una oportunidad” para comprender los problemas del país y defendió su política reformista.

Esa discrepancia pública fue el hito político más trascendental que dejaron las protestas, que irrumpieron la semana pasada pero se apagaron en los últimos días. “Las manifestaciones han empezado a extinguirse porque no hay una voluntad de cambio en la mayoría de los iraníes. Por un lado, fortalecerán al presidente para impulsar su agenda de reformas. Por el otro, harán que el establishment iraní recele aún más de las intenciones de Donald Trump”, explicó a PERFIL Arshin Adib-Moghaddam, profesor de la Universidad de Londres y autor del libro Psico-nacionalismo: pensamiento global, imaginaciones iraníes.

“Los enemigos de Irán se unieron para causar daño al sistema islámico, usando todas las herramientas que tienen, incluyendo dinero y armas”, disparó esta semana Jamenei. El ayatolá Ahmad Jatamí, responsable del rezo de los viernes, retomó ayer ese argumento, al denunciar que Washington habría financiado las protestas.

Rohani fue el único alto funcionario que contradijo la posición oficial, dictada por el Líder Supremo. “No todos los manifestantes están guiados por agentes extranjeros: algunos de ellos salieron a las calles por sus problemas económicos. Una de las demandas de la gente es una atmósfera más abierta”, aseveró. Detrás de esa pelea, se esconde una disputa económica: el Parlamento rechazó eliminar los subsidios a las naftas, como pretendía Rohani, lo que hubiera provocado subas del 50% y mayor inflación. La obsesión del presidente, en tanto, es bajar la tasa de desempleo.

Antecedente. Las recientes protestas no alcanzaron la masividad del Movimiento Verde de 2009. En aquella oportunidad, millones de iraníes denunciaron fraude en las elecciones presidenciales que enfrentaron a Mahmoud Ahmadinejad y Mir-Husein Mousavi, cuestionando no solo el escrutinio electoral, sino también a la Revolución Islámica. Ahora, en cambio, los manifestantes protestaron por el elevado desempleo juvenil –del 29%–, y cuestionaron los millonarios presupuestos de la Guardia Revolucionaria y de fundaciones religiosas de línea conservadora.