Rusia y Estados Unidos intercambiaron en las últimas horas gestos de distensión en el marco de las difíciles relaciones entabladas desde la llegada de Joe Biden al poder: Moscú inició el retiro de las tropas que había acumulado en la frontera con Ucrania, para participar de ejercicios militares, y el presidente norteamericano elogió la participación de Vladimir Putin en la cumbre climática virtual que Washington convocó.
“Estamos deseando trabajar con Rusia para desarrollar nuevas tecnologías de captura de carbono”, afirmó ayer Biden en la segunda jornada del encuentro virtual, y elogió la intervención de Putin en el cónclave, asegurando estar “muy emocionado” por el mensaje del líder del Kremlin.
Rusia y Estados Unidos discuten la celebración de una posible cumbre en los próximos meses en un país neutral, a iniciativa de Washington. La portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, confirmó que funcionarios de la administración Biden mantienen con sus homólogos del Kremlin “discusiones de alto nivel” para lograr pactar una posible reunión entre ambos presidentes.
Si bien Biden ha defendido que ambas potencias mantuvieran una relación “estable” y “predecible”, su gobierno aplicó días atrás una nueva batería de sanciones contra una treintena de entidades y ciudadanos rusos, a quienes se acusó de supuesta injerencia en las elecciones de Estados Unidos.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó que Putin sigue interesado en “mejorar y restaurar las relaciones con Estados Unidos”.
Ucrania. Como parte de los pasos para una distensión, el ejército ruso comenzó ayer a retirarse de la frontera con Ucrania, donde sus tropas estaban desplegadas desde hace semanas avivando la tensión entre Moscú, Kiev y sus aliados occidentales.
Según el Ministerio de Defensa ruso, la retirada comenzó en Crimea, península de Ucrania anexada por Rusia en 2014, un día después de unas maniobras que reunieron a unos 10 mil militares en la zona.
“El 23 de abril, las fuerzas del distrito militar del sur y las fuerzas aerotransportadas que participan en las maniobras de verificación comenzaron a regresar a sus bases permanentes”, afirmó la nota oficial.
El ministro de Defensa, Serguei Shoigu, precisó que la retirada se prolongará hasta el 1º de mayo y alcanzará a todas las tropas desplegadas en Crimea y en el oeste de Rusia para realizar unas maniobras, que –dijo– tenían por fin verificar el estado de preparación de las tropas rusas.
La presencia de estos soldados cerca de Ucrania, que lucha desde 2014 contra los separatistas prorrusos en el este del país, avivó las tensiones internacionales.
Ucrania sospechaba que Rusia estaba preparando una invasión, algo que Moscú desmintió, argumentando que estas maniobras no eran una “amenaza” sino la respuesta a movimientos militares de la OTAN en Europa y a las provocaciones de Kiev.
El conflicto entre Kiev y los separatistas ha dejado decenas de muertos desde enero, después de una tregua que se había respetado desde la segunda mitad de 2020. Desde 2014, más de 13 mil personas murieron en ese enfrentamiento.
Una mediación de Alemania y Francia condujo a la firma de unos acuerdos de paz que pusieron fin al grueso de los combates en 2015, pero el proceso político quedó estancado.
Prudencia. El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, saludó el anuncio de la retirada rusa, aunque, como la OTAN, dijo que permanecería “vigilante”. Y el canciller, Dmytro Kuleba, advirtió que este “acto positivo” no interrumpe “la escalada ni el conflicto en su conjunto”.
Las tropas rusas empezaron a retirarse un día antes de que entrara en vigor la limitación impuesta por Rusia a la navegación de barcos militares y oficiales extranjeros en tres áreas del mar Negro frente a las costas de Crimea. Una medida que durará seis meses y que fue denunciada por los occidentales.
Por otro lado, el presidente ruso rechazó la propuesta de su homólogo ucraniano de negociar una solución para la guerra de forma bilateral. Según Putin, Zelenski debe negociar directamente con los líderes separatistas de las repúblicas autoproclamadas de Donetsk y Lugansk.
Pero el presidente ucraniano se niega a hacer eso, pues, como los países occidentales, considera que esos dirigentes son “marionetas” del Kremlin.
