El magnate británico Ian Griffin, acusado de asesinar a su novia polaca millonaria y de dejar el cuerpo desnudo en la baño de un hotel en Paris en 2009, declaró ante la Justicia apoyado en la corte por su amante.
Kinga Legg, de 36 años, había sido encontrada desnuda en la bañera de la habitación del hotel Bristol que compartía con el empresario. Tenía 92 hematomas en su cuerpo, había sangre en las paredes y señales de que se había usado un arma de aturdimiento.
La mujer, pareja de Griffin, había estado asustada de su pareja a lo largo de toda su relación, la cual duró tres años. Los fiscales explicaron que la noche de su muerte, ella había enviado una amiga un mensaje de texto que contenía la frase; "En caso de que muera...".
Horas antes del hallazgo del cuerpo, Griffin huyó del hotel y colocó el cartel de “No molestar” en la puerta de la habitación. En su auto Porche, viajó hasta Inglaterra.
Ayer, el empresario se presentó ante la Justicia en muletas, ya que actualmente sufre de una enfermedad neurológica, y negó el asesinato manifestando que ella murió por accidente.
Apoyándolo en la corte estuvo su novia Tracy Baker, de 34 años, con quien había estado en una relación antes de conocer a la señorita Legg. Ellos volvieron a estar juntos cuando la mujer lo visitó en la cárcel en Francia tras ser extraditado de Gran Bretaña en 2011.