afp/dpa/ap
Desde El Cairo
El hermano del jefe de Al Qaeda, Ayman Al Zawahiri, fue detenido ayer en Egipto por haber apoyado, supuestamente, al depuesto presidente islamista Mohamed Morsi. Al apresar a Mohamed Al Zawahiri, un egipcio que vive en El Cairo, las autoridades reforzaron su teoría de “combatir el terrorismo”, que intentan instalar en la opinión pública internacional.
Con ese objetivo, la Justicia egipcia investiga por terrorismo, homicidio e intento de asesinato a 250 de los mil seguidores de Morsi arrestados en los choques de ayer, informó la agencia oficial MENA. Al Zawahiri, detenido en Giza, es sospechoso de estar implicado en los últimos ataques en Al Arish, capital de la provincia del norte del Sinaí, en el este del país, donde las fuerzas de seguridad ordenaron desde fines de junio operaciones contra grupos armados y radicales islamistas.
Esta no es la primera vez que el hermano del máximo líder de Al Qaeda es arrestado por las autoridades. Fue detenido en 1999 en los Emiratos Arabes Unidos después de que un tribunal egipcio lo condenara a pena de muerte por “delitos de terrorismo”. Tras su extradición a Egipto, pasó 12 años en la cárcel, hasta marzo de 2011, cuando fueron liberados todos los presos islamistas detenidos por causas políticas.
Al Zawahiri, nacido en 1953, negó su pertenencia a la organización que lidera su hermano, pero reconoció que comparte el deseo de imponer la Sharia o Ley Islámica. Desde la ejecución de Osama bin Laden, en 2011, Ayman Al Zawahiri se convirtió en su heredero al frente de la red terorrista.
El gobierno egipcio que respaldan los militares golpistas justificó el viernes la represión y las matanzas que perpetraron desde el derrocamiento de Morsi, para enfrentar “un complot terrorista” de los seguidores del mandatario depuesto. En una conferencia de prensa, el asesor presidencial para Asuntos Políticos, Mustafa Higazi, aseguró que el pueblo egipcio salió a las calles para levantarse contra el “fascismo teocrático” de los Hermanos Musulmanes y que fueron los líderes de ese grupo quienes impidieron un arreglo negociado a la crisis.
“La muerte de oficiales y los incendios de iglesias en varias gobernaciones es terrorismo. Hablamos de un Estado y de un pueblo que están sufriendo un ataque, una guerra de desgaste por parte de fuerzas extremistas que sólo pueden ser calificadas como terroristas”, señaló Higazi, al tiempo que aludió a la actividad de grupos “yihadistas” en la Península del Sinaí como la prueba de esa conexión con el terrorismo.
Según las autoridades, desde el desalojo de las acampadas islamistas del pasado miércoles murieron más de 800 personas, aunque, según los Hermanos Musulmanes, las víctimas serían miles.