El ministro de Justicia de Japón, Keishu Tanaka, está a punto de renunciar por dos escándalos que lo golpean de cerca: sus vínculos con un grupo de la yakuza, la mafia japonesa, y el haber aceptado donaciones de campaña de una empresa en el exterior, lo cual es ilegal.
El funcionario, de 74 años, apareció y brindó un discurso en una fiesta organizada por un jefe de la mafia afiliada al sindicato de Inagawa-kai, en Yokohama, según publicó la revista semanal Shukan Shincho. También se reveló que hizo de intermediario para la boda del hijo de un jefe yakuza.
Tanaka, que ingresó hace semanas al gabinete del primer ministro de centro-izquierda Yoshihiko Noda en un recambio ministerial, reconoció los vínculos: "Esta relación con un sindicato del crimen es historia vieja", dijo al diario Yomiuri. Luego argumentó que el padre de la novia era un viejo amigo suyo y que lo hizo antes de conocer sus vínculos criminales.
El ministro ya estaba en problemas por aceptar donaciones de 420.000 yenes (unos 5.300 dólares) entre 2006 y 2010 de una empresa dominada por capitales chinos, lo que viola la Ley de Control de Fondos Políticos, aunque aseguró que ya devolvió el dinero y que planea continuar en el cargo.
Precisamente su renuncia es el punto de discusión política actual en Japón. El jefe de Gabinete Osamu Fijimura no comentó si el primer ministro le pedirá la renuncia a Tanaka, pero aseguró que el funcionario debe dar explicaciones. "Los políticos deben decidir qué clase de relaciones son apropiadas y, de ser necesario, deben explicar sus acciones", dijo al diario The Japan Times.
Sin embargo, un alto funcionario del Partido Demócrata de Japón opinó, desde el anonimato, que Tanaka debe dimitir. "No podemos proteger más a Tanaka", aseguró a Yomiuri.