El ejemplar de esta semana del L´Osservatore Romano en lengua española está encabezado por las palabras del Papa Francisco dando un claro llamado a “Educar el corazón al cuidado de las personas”. Esa frase forma parte del Mensaje del Santo Padre para la celebración de la 54º Jornada Mundial de la Paz que fue leída por el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolín.
En esa tradicional y esperada homilía de inicio de año, el Papa Bergoglio también expresó que: “El mundo está gravemente contaminado por el decir mal y por el pensar mal de los demás, de la sociedad, de sí mismos. Pero la maldición corrompe, hace que todo degenere, mientras que la bendición regenera, da fuerza para comenzar de nuevo cada día…Y es del corazón que nace el bien: qué importante es tener limpio el corazón, custodiar la vida interior, la oración. Qué importante es educar el corazón al cuidado, a valorar a las personas y las cosas. Todo comienza ahí, del hacerse cargo de los demás, del mundo, de la creación. No sirve conocer muchas personas y muchas cosas si no nos ocupamos de ellas. Este año, mientras esperamos una recuperación y nuevos tratamientos, no dejemos de lado el cuidado. Porque, además de la vacuna para el cuerpo se necesita la vacuna para el corazón: y esta vacuna es el cuidado”.
En un mismo sentido, y esta vez por medio de un videomensaje enviado por el Papa Francisco a los participantes del encuentro sobre el tema “La educación es un acto de esperanza”, enfatizó que: “En nuestro tiempo, en el que el pacto educativo mundial se ha quebrado, veo con satisfacción que los gobiernos se han comprometido nuevamente a poner en práctica estas ideas mediante la adopción de la Agenda 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la O N U, en sinergia con el pacto global sobre la educación. En el corazón de los Objetivos de Desarrollo Sostenible está el reconocimiento de que la educación de calidad para todos es una base necesaria para proteger nuestro hogar común y fomentar la fraternidad humana”. Ambos discursos se incluyen en forma completa y oficial en la página séptima de esta edición.
El deseo de que el 2021 «sea un año de fraterna solidaridad y de paz para todos; un año cargado de confiada espera y de esperanzas», fue formulado por el Papa en el Ángelus recitado a medio día del viernes 1 de enero en el Biblioteca privada del Palacio apostólico vaticano, sin la presencia de fieles a causa del Covid-19. Finalizando su homilía que se publica en forma completa, el Sumo Pontífice expresó su anhelo que “Cada uno de nosotros trate de hacer que sea un año de fraterna solidaridad y de paz para todos; un año cargado de confiada espera y de esperanzas, que encomendamos a la protección de María, madre de Dios y madre nuestra”. La tarde del jueves 31 de diciembre fue el cardenal decano Giovanni Battista Re quien presidió en la basílica de San Pedro las primeras Vísperas de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios, la exposición del Santísimo Sacramento, el tradicional canto del himno «Te Deum» en la conclusión del año civil y la bendición eucarística. Se publica en esta edición esa homilía en la cual el Papa Bergoglio refiriéndose expresamente al personal de salud, voluntarios, religiosos y todos los que esfuerzan diariamente en estos tiempos de pandemia, expresó que: “En el fondo, aunque no lo piensen, están impulsados por la fuerza de Dios, que es más poderosa que nuestro egoísmo. Por eso, esta tarde le alabamos, porque creemos y sabemos que todo el bien que día a día se cumple en la tierra viene, al final, de Él, viene de Dios. Y mirando al futuro que nos espera, imploramos de nuevo: "Que tu misericordia esté siempre con nosotros, en ti hemos esperado". En ti está nuestra confianza y nuestra esperanza”. En la misma página de esta edición del periódico vaticano, el Papa Francisco resaltó la audacia de un Dios que «se hizo carne para decirnos que nos ama precisamente en nuestras fragilidades». Esas palabras fueron subrayadas por el Papa en el Ángelus recitado a medio día del 3 de enero en la Biblioteca privada del Palacio apostólico vaticano, todavía sin la presencia de fieles a causa de la pandemia. Comentando como es habitual el Evangelio del domingo, Bergoglio también manifestó que: “Dios se hizo carne para decirnos, decirte que te ama precisamente allí, que nos ama precisamente allí, en nuestras fragilidades, en tus fragilidades; precisamente allí donde nosotros más nos avergonzamos, donde más te avergüenzas. Es audaz: la decisión de Dios es audaz: se hizo carne precisamente allí, donde nosotros tantas veces nos avergonzamos; entra en nuestra vergüenza para hacerse hermano nuestro, para compartir el camino de la vida”