Pocas tardes son tan bellas en Nueva York como cuando ocurre el Manhattanhenge: aquellos mágicos dos días del año en que el sol se alinea con la tierra y se ubica perfectamente al mismo nivel con la línea de la calle de la Gran Manzana.
El solsticio de Nueva York es un fenómeno que ocurre dos veces al año, el 11 y 12 de julio, y que atrae a cientos de visitantes con sus cámaras fotográficas listas para captar este evento fuera de serie. Cuando esto ocurre, el sol crea un “radiante destello de luz a través de los cañones de ladrillo y acero de Manhattan, iluminando simultáneamente los lados norte y sur de cada calle transversal de la ciudad”, dijo a CNN el director del Planetario Hayden, Neil deGrasse Tyson.
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