TOKIO.- La jefa de la disidencia uigur en el exilio, Rebiya Kadeer, sigue provocando un enorme revuelo diplomático en Japón, con sus acusaciones al régimen comunista chino de haber "hecho desaparecer a 10 mil personas en una noche" en la drástica represión que siguió a los disturbios étnicos de principios de julio en Urumqi, la capital de región china del Xinjiang (noreste). Ayer Kadder había reprochado a Estados Unidos su pasividad ante lo que considera "una masacre", pero este miércoles la situación ganó voltaje diplomático, y el gobierno chino convocó de manera urgente a su embajador en Tokio para protestar por la actividad de Kadeer en Japón.
"Unas 10.000 personas desaparecieron en Urumqi en una noche. ¿Dónde han ido? Si han muerto, ¿dónde se encuentran?", se había preguntado Rebiya Kadeer durante una conferencia de prensa en Tokio, en su segundo día de visita a Japón.
Como se sabe, violentos enfrentamientos estallaron el 5 de julio entre los uigures, una etnia de lengua turca y credo musulmán, y los hanes, mayoritarios en China, en Urumqi, la capital de la región del Xianjiang (noroeste). Según un responsable oficial chino, los disturbios dejaron 197 muertos, pero la disidencia uigur estima que pudo haber miles de víctimas fatales.
Kadeer, de 62 años, residente en Estados Unidos desde 2005 tras haber estado presa durante seis años en China, acusa al gobierno chino de "tratar de aplastar al pueblo uigur".
Pekín, por su parte, acusa al Congreso Mundial Uigur, con sede en Múnich (Alemania), de haber fomentado los disturbios y califica de "criminal" a Kadeer, la dirigente de esa organización.
El régimen comunista, que ya había manifestado su descontento por la visita de Rebiya a Tokio, convocó el miércoles al embajador de Japón en Pekín para expresarle su "fuerte descontento" por las actividades de la disidente. Kadeer niega cualquier implicación en las violencias de principios de mes. "Si China dice que estoy implicada, quiero que entregue pruebas", dijo.
Kadeer reveló hoy nuevos detalles de lo que ocurrió la noche del 5 de julio en Urunqi: "Cuando llegaron las fuerzas policiales, primero cortaron la electricidad en toda la ciudad, y luego dispararon indiscriminadamente a la multitud con sus armas automáticas", dijo la disidente.
"Durante varias horas recorrieron casa por casa y sólo se escuchaban los gritos y los disparos, todo en la oscuridad más absoluta", contó Kadeer. "A la mañana siguiente, no había signos visibles de la masacre, pero la gente empezó a descubirir que miles de hombres uigures habían desaparecido", agregó la dirigente disidente, explicando que estas informaciones fueron recogidas a partir de testimonios de residentes y visitantes que se encontraban en Urumqi en el momento de los disturbios.
Reclamó el envío a esa región del Asia Central, de una "misión de investigación independiente que permita comprobar quién dice la verdad y arroje luz sobre lo ocurrido". "Si China puede asegurar, como lo hace, que todo lo que se produjo es culpa de los uigures, entonces que abra la región y permita a la comisión de investigación averiguar sobre lo que realmente pasó", lanzó.
Rebiya Kadeer se había mostrado ayer "perpleja y decepcionada" por la actitud del gobierno estadounidense. En la apertura el lunes de un nuevo diálogo estratégico y económico entre Estados Unidos y China en Washington, el presidente estadounidense, Barack Obama, pidió a Pekín el respeto de las libertades individuales y religiosas y los derechos de minorías, aunque no pronunció el nombre de Xinjiang.
El viceministro de Relaciones Exteriores, Wang Guangya, agradeció la actitud "moderada" de Estados Unidos tras las violencias en Xinjiang. "Hemos expresado nuestro aprecio por la actitud moderada de Estados Unidos, por haber declarado sin aquívoco que este incidente es totalmente una cuestión interna china", declaró.
Kadeer debe viajar a Australia la semana que viene, en una visita por la que China también anticipó a las autoridades australianas su descontento.
Fuente: AFP