La argentina Máxima Zorreguieta ha recorrido el mundo desde que se convirtió en la princesa de la Casa de Orange. Pero este viaje tiene una connotación especial, ya que volvió a Nueva York, ciudad en la que vivía en el momento en el que conoció a quien es hoy su esposo y padre de sus hijas.
Máxima se desempeñaba como ejecutiva del Deutsche Bank cuando una amiga la invitó a Sevilla, lugar donde surgió la relación con Guillermo Alejandro de Holanda. Vivía en esa ciudad desde 1996 hasta que la dejó para mudarse a La Haya y prepararse para la gran boda en los Países Bajos.
Ahora volvió para conmemorar una fecha muy especial para esa ciudad y para Holanda: el cuarto centenario de la llegada del explorador holandés Henry Hudson a lo que hoy es Nueva York, un acontecimiento que marcó el origen de la ciudad. Fue recibida por el alcalde de la ciudad Michael Bloomberg y por Hillary Clinton, quien fuera senadora por ese Estado y primera dama cuando Máxima era una más de las tantas jóvenes ejecutivas que caminan con paso apurado hacia sus oficinas cada mañana, café en mano.