La maquinaria de las primarias demócratas hacia la presidencia de Estados Unidos se desplazará mañana a Mississippi, donde Barack Obama es el favorito para obtener el triunfo y sobre todo recuperar crédito tras sus derrotas en Texas y Ohio.
Obama llegará a Mississippi con el alivio de haber obtenido un claro triunfo el último sábado en los "caucuses" de Wyoming. Aunque sólo había doce delegados en juego, la victoria por 61 a 38 por ciento le permite volver a tomar la iniciativa en la ajustada lucha que mantiene con Hillary Clinton.
Será la última cita antes de que la carrera electoral más larga e intensa de las últimas décadas se entregue a "la gran pausa": seis semanas sin primarias o "caucuses" hasta que llegue Pennsylvania el 22 de abril. Desde que Iowa votó el 3 de enero, el mayor período sin una cita con las urnas había sido de 14 días.
En la cita del martes, en el estado al que da nombre el río más famoso de Estados Unidos, Obama cuenta con una importante ventaja: es el estado con mayor porcentaje de población negra del país, el 37 por ciento, pese a que en la bandera oficial sigue constando la insignia de la Confederación, que en la guerra civil defendió la esclavitud.
Pese a ello, los Clinton no se resignan. Ya desde el sábado, el mismo día en que votó Wyoming, se lanzaron a conquistar Mississippi con todas las armas: la candidata Hillary Clinton, su marido y ex presidente Bill y la hija de ambos, Chelsea, que comenzó a hablar en público en favor de su madre sólo hace unas semanas. Obama, por el contrario, decidió darse un leve respiro, y no se presentará en el estado de apenas tres millones de habitantes hasta el lunes.
El senador por Illinois llega a la cita número 44 de la carrera con 1.588 delegados acumulados, por 1.465 de su rival, según el recuento de la web especializada RealClearPolitics.com de los votos ya comprometidos para la convención demócrata de finales de agosto en Denver. El ambiente con el que la caravana electoral llega al sureño territorio está lejos de ser cordial.
A medida que avanza la campaña, las posiciones en los campamentos de ambos aspirantes se están enconando. Clinton continúa atacando a Obama por el flanco de la inexperiencia, mientras que el senador por Illinois se defiende acusando a su rival de usar juego sucio.
"(La campaña de Clinton) debería parar de jugar a la política con la guerra, y deberían parar de decir a los estadounidenses cosas que saben que no son ciertas.No dejaremos que esta campaña sea sobre quién puede destrozar al otro. Le debemos al pueblo estadounidense intentar levantar este país", afirma una directiva hecha pública el sábado por la campaña de Obama.
Los enfrentamientos prometen continuar más allá de Mississippi, independientemente de la "pausa". De hecho ya arrancó el debate sobre qué hacer con Michigan y Florida, los dos estados que fueron castigados sin delegados para la convención por el Partido Demócrata por adelantar sus primarias. Las primarias se celebraron pese al castigo y en ambos casos ganó Clinton. La senadora ahora reclama que los más de 300 delegados de ambos estados sean contados. Obama se niega lógicamente, aunque admitiría que se realizase una nueva votación.