Kate Middleton cumplió su misión y fue madre del Heredero del Trono Británico, un niño de 3,9 kilogramos que ocupará desde ahora el tercer puesto en la sucesión, y será algún día Rey de Gran Bretaña. Su nombre se anunciará más adelante pero las apuestas de los británicos apuntan a que se llamará George o James. Este bisnieto de la reina Isabel II, será rey tras su bisabuela, su abuelo Carlos y su padre Guillermo, aunque para ello habrán de pasar, al menos, tres décadas.
El recién nacido es el primer hijo del príncipe Guillermo de Inglaterra y de Kate, duquesa de Cambridge, además de primer nieto del príncipe Carlos y tercer bisnieto de la reina Isabel II. Su nacimiento fue anunciado por el Palacio con un comunicado y también vía Twitter, donde explicaron que la duquesa dio a luz a las 16.24 hora de Londres.
El bebé -que mantuvo en vilo a la sociedad inglesa durante una semana y reunió en Londres a decenas de corresponsales periodísticos de todo el mundo- nació en una exclusiva ala privada del hospital St. Mary llamada “The Lindo”, el mismo donde la fallecida princesa Diana de Gales dio a luz a sus dos hijos, Guillermo y Harry. El príncipe Guillermo presenció el parto.
El anuncio del nacimiento fue realizado con un comunicado del Palacio de Buckingham que, como es tradicional se colocó enmarcado ante las puertas de la residencia de la monarquía británica. Un heraldo, de 76 años, vestido con ropas tradicionales, anunció pomposamente la noticia en la puerta del hospital.
La reina Isabel II fue comunicada por un emisario que viajó de inmediato con el informe médico desde el hospital, y emitió un mensaje diciendo que ella y su esposo están “encantados” con la noticia del nacimiento de su tercer bisnieto.
“Su Alteza Real y su hijo están bien y permanecerán esta noche en el hospital”, dijo la Casa Real, que dejó a un lado la tradición y anunció el nacimiento en una nota de prensa. “La Reina, el duque de Edimburgo, el príncipe de Gales, la duquesa de Cornualles, el príncipe Enrique y miembros de ambas familias han sido informados y están encantados con la noticia”.
El príncipe Carlos, heredero del trono británico, dio un comunicado en el que expresaba: “Mi esposa y yo estamos llenos de alegría por la llegada de mi primer nieto. Es un momento increíblemente especial para Guillermo y Catalina y estamos muy emocionados por ellos con el nacimiento de su niño”.
Carlos agregaba que se trata de “un momento único en la vida de cualquiera, como un inumerable grupo de personas me ha contado en los últimos meses, así que estoy enormemente contento y feliz de ser abuelo por primera vez y estamos deseando ver al bebé lo antes posible”.
En el momento del parto, la duquesa fue atendida por un equipo médico de elite dirigido por el doctor Marcus Setchell, antiguo ginecólogo de la reina Isabel (quien también estuvo al frente del parto de los dos hijos de la condesa de Wessex, nuera de Isabel) y el doctor Alan Farthing, el actual ginecólogo de la reina.
Acompañada por su esposo, la duquesa llegó hacia las 6 de la mañana, hora británica, en un automóvil procedente del palacio de Kensington y, pese a la intensa guardia periodística que se mantiene en la puerta del hospital, la llegada apenas fue vista por un fotógrafo que alertó a los medios. Según los funcionarios de Clarence House, la duquesa fue al hospital al demostrar “las primeras señales de que había iniciado trabajo de parto”.
¿Cómo se llamará el niño? Lo sabremos cuando sea bautizada, dentro de dos o tres meses, pero los británicos tienen sus nombres favoritos e hicieron grandes apuestas sobre los mismos: un sondeo de “The Sunday Times” reveló que al 19 % de los británicos le gustaría que el niño se llame James (Jaime), nombre muy popular en niños nacidos en Inglaterra y Gales en 2011 y utilizado por cinco reyes de Escocia hasta el siglo XVI y dos de Inglaterra. Los otros nombres preferidos son George -como seis monarcas ingleses-, Oliver, Thomas y Jacob.
La duquesa de Cambridge dio a luz sin testigos cortesanos, del gobierno o de la Iglesia Anglicana, como solía ocurrir antiguamente. Aquella tradición surgió en la Edad Media y tenía que ver con la verificación de que el niño fuera efectivamente hijo de la reina o que el bebé no sería cambiado o robado. Se cuenta, por ejemplo, que hubo 42 personajes públicos eminentes llamados a presenciar el nacimiento del hijo del rey Jacobo II de Inglaterra y VII de Escocia, en 1688.
La reina Victoria (1837-1901) dio a luz con las puertas de su habitación abiertas para que el arzobispo de Carterbury y otros dignatarios del gobierno pudieran ver. Y en 1926, el secretario de Asuntos Internos Sir William Joynson-Hicks, por ejemplo, asistió al nacimiento de la actual reina Isabel II, una costumbre que fue abolida en 1948, cuando nació el príncipe Carlos, por considerarla anacrónica.
Pese a la modernidad que rodea el nacimiento del nuevo bebé real, su destino es tan ilustre como el de cualquiera de sus ancestros. Por eso, diez días atrás, el Palacio de Buckingham anunció que el bebé ostentará el título de “Su Alteza Real, el Príncipe (Nombre) de Cambridge”, rango que ocupó por última vez una antepasada del recién nacido, la princesa Mary Adelaide (1833-1897), nieta del rey Jorge III.
El alcalde de Cambridge, Paul Sanders, dijo que es “un gran honor” para la ciudad la elección del título. “Estoy seguro que la población de Cambridge lo apreciará enormemente. Es encantador mantener un vínculo cercano con la Familia Real. Creo que cualquier cosa que mantenga a Cambridge en el ojo público es bueno, ya que dependemos del turismo“, agregó.
(*) Especial para Perfil.com