Estados Unidos era parte de los ataques que inició Francia sobre Libia en nombre de una Coalición de naciones de Occidente. El presidente Barack Obama dijo en Brasilia que él había ordenado el comienzo de la intervención militar "en interés de Estados Unidos y del mundo".
El país norteamericano disparó misiles de crucero desde sus buques en la zona contra baterías de misiles y otros sistemas de defensa antiaérea del regimen libio de Muamar Kadafi. El Pentágono señaló que los ataques continuarán hasta crear un entorno seguro sobre el cielo de Libia y que Estados Unidos "estará al frente" de esta operación militar.
Obama aseguró que el único límite a este ataque será el uso de fuerzas terrestres, que insistió en que Estados Unidos no utilizará. "Era necesario demostrar que los actos tienen consecuencias" y el mundo no podía permanecer impasible ante "los actos de brutalidad cometidos por Muamar Kadafi contra su propio pueblo".
El objetivo de estos ataques es destruir todos los medios con los que Kadafi cuenta para intimidar a los aviones que deben patrullar el área para asegurarse el cumplimiento por parte del Ejército libio de la zona de exclusión aérea impuesta el jueves pasado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. En última instancia se trata de evitar que las tropas de Kadafi puedan atacar a los rebeldes y que éstos puedan recuperar las posiciones perdidas en los últimos días.